¿Y si mañana renunciara a todo aquello que equilibre la balanza?

31 dic 2010

Esta noche.

Esta noche, cojo un lápìz que no te mereces
para dedicarte lo que sueño.
Esta noche callará su susurro el viento
para escuchar lo que he escrito.

Tú, cuerpo y alma de mi perdición, muero por tu culpa
cautivado por el olor de tu pelo.
Ese pelo que fue mío, y que ahora mece el recuerdo.

Esta noche puedo llorar y beber del agua más amarga,
emanada de la fuente del desamor y el deseo.
Pero anhelar su cama, o sus piernas en la mía, es cama
que tantas noches fue nuestras, me hiere en el alma y muero.

Esta noche seré tan libre como antaño fui, y aún así
quedaré sujeto por las cadenas que a tí me atan.
Que por amarte dormiré solo, sin pensar en nadie ni nada.

Esta noche puedo morir en tus brazos, robarte un beso
y sin tiempo de descuidarme peinar tu pelo,
con el verso de amor que entona mi alma...

Quitaría el velo que mata a la duda, y de la espuma del mar
más dulce mancharía tu cuerpo, por que esta noche quiero,
esta noche puedo.

Esta noche, cojo un lápiz que no te mereces
para dedicarte lo que sueño.
Esta noche vengo para decirte; que me muero,
que te anhelo, que te quiero...

Esta noche, callará su susurro el viento,
para escuchar lo que he escrito.
Para saber como en tu pecho, mecido y confiado
por tu amor me duermo...

25 dic 2010

Cuando te veo.

Ver tu cara duele no sabes cuanto,
ya no me espanto no, ya no canto si no llueve,
por que ya no soy feliz si te veo pasar,
y caminar de nuevo, verte alejarte

caer en el pensamiento de creer que hay algo nuestro,
morir en la cama, morir y estar despierto.
Soñar con ver tu cara, y que me salgan las palabras,
lo siento si parezco tonto, cuando te veo y no digo nada.

¿Qué puedo hacer para tenerte cerca?
¿Que debo tener para que ella me quiera?
Se me escapa de las manos, el sentirme prisionero,
soñar con robarte un beso, de esos que a otros darás...

Y callarás cuando te hablen de mí, por que lo sé,
que el verme a solas te hace feliz.
Reír reiré, pero sin tí aquí, lo siento amor, ya no puedo sonreir...

Y esto es así, aquí se queda todo aquello que fue nuestro.
Esto es el fin, es lo que tiene morir por un sentimiento,
si por amarte ahora soy preso, entonces que no me liberen,
si mi aliento es que te quiero y pensar que tu me quieres...

24 dic 2010

Feliz Navidad 2010! (and merry Christmas!!)

Feliz Navidad a tod@s! Queremos felicitaros las Navidades desde El Diario del Perdido, y agradeceros que sigaís leyéndonos y siguíendonos!! Vuestro apoyo es fundamental, de verdad gracias!.

(Ahora para el público estadunidense)

Merry Christmas for every one! We just wish all you a merry Christmas, and say thanks for all the support that you give to us every day, reading our poems, and visiting "El Diario del Perdido". Thanks’ very much for everything; yours sincerely.

Cañete.

22 dic 2010

El coco te está esperando.

El reloj marca las tres,
y dónde estoy no lo sé, no lo ves;
como me levanto tras otra batalla perdida,
como camino, sin ir, me agacho y tú no me avisas.

Calla, levanta, presume de vivencias,
luego muere, en tu cama de algodón e impertinencias.
Mira como corro ¿acaso piensas cogerme?
Si creo que tu flequillo ya no te deja ni verme.

Oh! ¿que va a ser de mí señor?
Cuando me vaya, y no escuche más su voz.
Cuando decaiga, en este mundo espiral,
que sin saberlo, muy prontito va a acabar.

Y siento que te vas, vuelvo a sonreir.
Su cara refleja la historia de un desengaño.
Sus manos marchitas de intentar hacerme daño.
Calla pequeña, que el coco te está esperando...

16 dic 2010

Necesito título para mi próximo libro!!!

Buenas, a ver, tengo un dilema, necesito un título para el libro que voy a mandar al concurso de Gloria Fuertes, y no se me ocurre ninguno decente! Os animo a mandarme vuestras ideas, y el que gane, será recompensado con la aparición de un poema suyo en mi próximo libro!! Animaros a participar, que es gratis, y me hareis un favor!! jeje

13 dic 2010

La falsedad corrompe un amor tan verdadero...

¿Dónde situarías el origen de esta relación?
Llevada al fracaso emocional, mientras
el firmamento sonríe, orgulloso quizás
de verme llorar, patalear por el engaño…

Quisiera morir, si no vivo junto a ti.
Me acostumbré a sufrir, y ahora no río sin ti.
¿Cuánto más valdrá el sentirse feliz?
si la desdicha llama a mi puerta, y ya no se estar aquí.

¿Sufrir? Cansado de fingir estoy.
Si lloro, quedo, callo. Paro y luego pregunto
al viento por el sentimiento de sentirme opuesto,
a este tierno mundo que nos consumió por dentro.

Escúchame gritar al alba de este cuento,
¿ves ahora dónde quedan todos esos momentos?
Perdona si soy tierno, pero es que no comprendo,
como la falsedad corrompe un ex amor tan verdadero…

12 dic 2010

Me voy.

Me voy. Que nadie me busque,
nadie me encuentre.
Quiero redescubrir este mundo,
con el que tengo una cuenta pendiente.

Dejé a deber esta última ronda,
ya no quedaban vasos, pero están
los casos, de almas que vendiste;
otro chiste maljurado del destino.

Y yo voy y te animo a seguir,
tonto de mí, ingenuos tus besos.
No se puede amar a quién es de mármol,
por lo tanto no pudiste quererme nunca.

No pude dejar marcado tu camino,
puesto que los baches se saltan.
No vi a nadie vivir en un agujero,
y de ser así, no era como esto.
Olvida que existo y dejará de dolerte,
piensa que ya no vivo...
y así cerraré nuestra cuenta pendiente.

No debí prometerte el cielo.

¿Dónde está aquello que luchaste?
Hoy el viento llama a mi puerta sin sentido.
¿Dónde quedas? quiero hablarte,
no permitas que caiga en el olvido.

Tú que fuiste mi noche, tu que fuiste mi vida.
Ahora que te vas sin reproche, dejas abierta una herida.
¿Qué por qué me callo? Por el miedo que me daba,
el secreto que blandía.

Yo fui deshonesto, tú fuiste impecable,
yo pasé de esto, y me volví detestable.
La pena se endulza con el alcohol que bebo,
mientras tanto, ésta barra se hace infinita.

Picadero de desilusión mis ojos;
vidriosos, espejo de un alma muerta.
Dualismo místico de una relación etérea…

yo dejando mi huella en cada copa,
y tú redecorando de lágrimas tu noche.
Quizás no debimos intentarlo,
quizás debí marcharme, olvidarme,
desilusionarme, castigarme.

No debí prometerte el cielo,
si sabía que iba a dejarte.
Si éste corazón de hielo, lo siento,
no es capaz de amarte…

Ángel de amor.

Ángel de amor, ¿por qué me desheredas?
Yo que amé hasta la saciedad, hasta a la sociedad.
¿Cómo lo hago, dime tú, cómo cambio?
¿Acaso el tiempo está mal pagado?

Ángel dime, ¿por qué te marchas?
¿Este sueño ya ha acabado?
Me despierto, muero y caigo…
¿era todo esto necesario?

Perdón si lloro, pero es por el dolor,
siento que te marchas y no te pongo nombre,
no te haga cara, y aún así dueles, y matas.
Ángel inexistente que moribundo me mantiene.

Llamaste a mi puerta y te dejé pasar,
y ahora tu pena no me deja marchar.
¿Qué quieres que encuentre?
No, no quiero… vislumbro muerte.

Ven, ven aquí y sienta.
Hablemos de ésta injusticia que profanas.
Ángel de amor, que salvación te llamas,
dime entonces por qué permites que se pierda mi alma.

¿Qué iba a cambiar de hoy a mañana?

¿Qué va a cambiar de hoy a mañana?
¿Acaso debería tener esperanzas en que la noche te cambiara?
Seguirás siendo la misma, seguirás sin quererme.
Y yo seguiré muriendo por tenerte cerca…

Y todo es tan difícil…
Hace un mes del último abrazo.
Y ahora te miro, recuerdo que te extraño.
¿Qué pasaría si apareciese de nuevo en tu vida?
Si este sol hoy nos alumbrara con más fuerza, la sombra
de mi alma echaría a correr.

De todas las que vi esa noche, nuestros cinco minutos…
No temas, el amor nos respalda.
Yo heredo la felicidad de tus ojos,
y tu heredarás mi castillo de ilusión.
Juntos correremos el velo que ciega al mundo,
y volveremos a dar sentido al amor…

Hielo en el corazón.

Sólo pido, abrir los ojos y no ver tu cara.
El cansancio se apodera de mis restos,
vendí mi alma al diablo y ahora…
y ahora se marcha con eso que me hacía feliz.

Pasan los últimos copos de nieve por mi ventanal,
los restos de un invierno frío como ninguno.
El aroma del café que entra por la puerta
me reconforta y me permite afrontar tu adiós.

Este guión no era el mío, ni esta habitación nuestro rincón.
Quedó mi corazón muerto de frío, abrigado con tu voz.
El tren a lo lejos llegando, pero tan lejos como inalcanzable.
Muero en este mundo helado, dónde ya no vive nadie.

¿Y por qué te vas tan lejos, si yo te quiero tanto?
¿Por qué ya no me espanto sin tu olor?
Ya no lloro pues te olvido, ya no tiemblo si no quiero.
Frío en los huesos tengo, y creo que hielo en el corazón.

7 dic 2010

Un amigo poeta.

Hola a tod@s, aquí os dejo el blog de un buen amigo mío, poeta también, al cual tuve el placer de conocer en mis tiempos por Irlanda jeje. Se llama Jose Manuel de la Cruz, y viene pisando fuerte. Un abrazo perdidos!! http://cenicientopoesia.blogspot.com/
Cañete.

Todo se oculta entre sentimientos fluorescentes.

Todo se oculta entre sentimientos fluorescentes.
Impotentes, presentes, y faltos de fiereza.
Quizás son la pieza del declive universal.
O simplemente el deseo de estar en tu cama arropadito

por tu pena, merece la pena la espera,
que por tus piernas, fluyen, deseos sin condena,
las cadenas se caen, y mueren estridentes,
contra el suelo estallarán esas bastardas serpientes.

Muere el silencio, si se cae el cielo.
Sobre tu espalda callará el viento,
aunque traerá rumores, cuan tambores retumbando.
Si me importaran todos ahora estaría llorando.

Y ahora lo veo todo más claro, más callado,
los truenos han cesado, todo el mundo se ha marchado,
y yo encerrado, en tu colchón anclado, todo lo que pedí
lo de dejo de lado, nada de lo que he luchado importa.

Dejo mi imprenta, en un papel mojado,
dejo toda mi vida, en un corazón helado,
custodiado, por un ser que sea doblegado,
ante una sociedad, que el amor ha maltratado…

30 nov 2010

I’m sorry love, but tonight my love you lose.

Is any one right there?
Listen to this poet, crying about her heart.
It's anyone right there, that want to see me safe?
Let's come here and talk, I only want to learn.

What I have to do for be more happy has I can be,
whit she, killing me, when I was arched next to her feet.
Come on darling, not be sad, I only no understand,
why your love goes whit the first that had pass.

I knew that it can pass, but I was sure you love me.
Maybe I tried to fell, senses that you never show me.
I know is late, but let me say, that I always love you.
You know that is dark now and I don’t want to hear you barking!

I want just to park my heart, but I only know your parking!
I'm only asking you for a rest, I don’t want to continue fighting,
not tonight, during this resting time, I only want to stay crying yet

and let me see, how it can be my live whit out you.
I want to be free, no freeze, I don’twant to love you.
But I'm sorry, I'm not a toy, you can't play whit me,
I hope that in the time you play whit me, you enjoy.

Tonight it's freezing, maybe you're near, and I have to stand
cause if I see you I'm sure I will go madly.
But I'm not crazy, you become so lazy. This watch in the wall
tell me not to be your baby, and then maybe you'll go for ever.

I defy you to came here, and tell once the true,
cause I only heard your lies, I really need a clue.
For what I have to do, for be more human than you,
to no destroy everything, who believe now in you?
Do you think I'll never know, what seams like your show?
I’m sorry love, but tonight, close your eyes and cry,
cause my love you'd lost.

27 nov 2010

Ahora toca responder.

Ahora toca responder.
Por una vez el destino se ha portado,
y en vez de acobardado por la magnitud
que aparentan los hechos,
con la mano en el pecho marcho hacia delante.

No da miedo el futuro, no vuelve el pasado,
todo se pinta de luz, toda oscuridad se desvanece.
La fuerza crece, tristeza y soledad perecen,
ahora toca responder como se merecen.

Tanto tiempo esperando este momento,
y por sufrimiento o coraje llega,
en mis manos el conocimiento de la felicidad eterna,
el poder de usar el bien que mi sino me entrega.

Ya se acabó el llorar, hoy toca morir en batalla.
Y si el tiempo no da la talla, se tendrá que apartar.
Hoy el mundo se queda pequeño, y por mi empeño,
acabará pareciendo absurdo ante mis ganas de luchar.

¿Y ahora dónde está? Ese miedo que me amarraba,
¿donde se fue? Ay, traidor! No por siempre existes.
Te intercambias por los chistes del destino,
que sin previo aviso, me cuenta a escondidas.

Que tiemble el universo, que tiemble la tierra,
se azoten los mares, se disipe la niebla,
que este viento cambie de rumbo, que el miedo marche...
que con sólo mi empeño me pienso comer el mundo!

20 nov 2010

Stare.

Ya no da miedo saltar al vacío,
si el vacío lo rellena pedacitos de tu ser.
Las miradas ya no hacen sobrar palabras,
faltan quizás explicaciones de su existencia.

¿Dónde está el contrato, que me ata a la cordura?
Y tu rara dulzura, ¿dónde estará?
Seguro que en otros brazos, y sin morir de celos,
vuelvo a mirarte como si fuera el único...

Dueño de tus ojos, de tus tiernos sonrojos.
¿Que adonde voy? Detrás de tu sombra supongo,
ya que no se vivir sin tu mirada,
que no es mucho, pero menos sería nada.

Mírame, si tampoco pido más.
En un momento en el que tú y yo callemos,
como siempre hacemos, mírame, sonríe,
y vuelve a enamorarme como cada tarde haces.

18 nov 2010

La princesa de tez suave.

Llora su penuria en su cuna de algodón.
Allí, el tiempo la dejó postrada,
y sin más oposición por su parte,
su corazón roto la dejó encallada...

Es la historia de la princesa de la tez suave,
de finos rasgos y corazón salvaje,
de mudo llanto, escaso espanto, y de gran blindaje.
Es la historia; de quién es lo sabe.

Y por no saber lo que tenía que hacer,
o por no querer ver la realidad.
Quizás por no sentir culpabilidad,
viéndote marchar y no hice nada.

Y ahora vuelves con tu andar de princesa,
de fina lluvia, y ninguna certeza.
Tan imprevisible como esta luna llena...

15 nov 2010

Todo se ha marchado, marchita queda el alma.

El aire es lo que me falta para
poder emprender el vuelo.
Un empujón que no me lleve al vacío
sentimental del sentirse muerto.

¿Y qué hago yo, ahora que no queda nada?
Que todo se ha marchado, y marchitada queda el alma.
Cayado está el ruido que antes me apuñalaba,
¿dónde quedan las princesas que antes me amaban?

Ya no queda nadie, ahora no queda nada...
todos se marcharon, restos dejaron
y como en un buen vino, el poso aquí quedó.
¿En que punto de mi fin me encuentro?
En el inicio prematuro del desdén.

¿Cuánto tiempo tardará en florecer el desierto?
¿Y mi alma, cambiará también?
Culpable de sentirme ultrajado por tus ojos,
y aún así culpable por añorarte.

Decir te quiero me queda corto,
y sin embargo; roto queda mi corazón por tu silencio.

13 nov 2010

A contrarreloj.

Comenzó a correr el día que te conocí,
y no paró desde entonces.
En una carrera contra el tiempo,
que ya no se quién va a ganar.

Pasaron las tres y te vi sentada,
malherida por el desamor encapuchado,
de rostro embarrado por los suelos que besó
al no estar a tu lado.

Son las cuatro y ya te veo más cerca,
dejando atrás al viento, rozándome tus piernas.
Desheredado yo por la paciencia,
corruptas de ilusión mis venas.

Cierra la manilla en siete, y
el primer beso llega, hermoso, terrenal y breve.
Y las ocho el primer canto a la Luna,
abrazados en aquel banco.

Dejando atrás las diez, y todo a cambiado.
Ya no soy el niño desaliñado, ni tu la princesa
que esperaba. La rutina y monotonía cansan el alma...

Ya pasan de las doce, y no te encuentro,
y aunque te busco, sigo sin verte.
¿Dónde te metes últimamente, que ya no muero por verte?

Y el final llegó a contrarreloj, como todas las historias
de amor fracasado por el tiempo que consume.
Y como todas las historias, me quedé con su reloj,
me impregné en su perfume...

12 nov 2010

Últimamente.

Últimamente, mantengo la entereza a base
de pequeños frascos de ilusión.
Esta canción se basa en destellos,
no siempre bellos, pero siempre altos.

Altos para mí, para mi ser,
que acostumbrado al dolor
mucho dice con miradas, de esas
que te ensanchan el alma para luego caer...

Tanto odio en el ambiente me tapa la vista,
no me deja ver las estrellas que se esconden
tras tus brazos de metal y mármol,
fríos como el acero, y por tu fuego oxidado.

En serio, hay veces que duele demasiado.
Tantos te quiero olvidados,
paseos por el parque, y besos no dados.
Esos tiernos momentos de mi mano robados...

la ira me corrompe por las mañanas.
Despertarme de esos sueños,
y hasta ahí existir tu influencia.
Por falta de ilusiones, ahogadas por tu odio.

Con lo sencillo que sería, vivir de la sonrisa,
amanecer un nuevo día, con el amor en tu portal.
Descorrer las cortinas, saludar al gran astro,
y una vez de su calor lleno, reír de felicidad...

Mi primer relato corto (Cañete)

Buenas a todos! Que tal os trata la vida? Espero que se esté portando con vosotros mejor que conmigo jeje, pero bueno. Hace una semana me presenté al concurso de relato corto y poesía de la Universidad Carlos III, y me gustaría dejaros aquí los dos poemas que mandé (que seguro ya los conoceréis) y el relato. Un abrazo a todos!

http://www.eldiariodelperdido.com/2009/11/una-madre-que-se-va.html

http://www.eldiariodelperdido.com/2010/09/volveremos-al-pasado.html

Capítulo Primero

Las nubes se disiparon raudas esa mañana. Un sol color mostaza, bañaba la escena. Ella podría estar en cualquier lugar de aquel bosque perdido de la mano de Dios, y él era consciente de su impericia a la hora de saber buscarla. No sabía qué más rastrear, a quién más llamar, qué más gritar… se había adentrado, sin miedo a nada, abandonado, como quedó cuando ella se fue, pero ahora, toda esperanza de salvación parecía estar extinguiéndose.
Lentamente, se desperezó, de lo que había sido un sueño un tanto fortuito. Pasada la media noche, había terminado cayendo rendido a los pies de un árbol que, aunque no podría clasificarlo dada la falta de luz de entonces, estaba más que convencido de que no era allí donde había parado a hacer su obligado descanso.
Su cuerpo se encontraba en línea perpendicular al paso de un camino que, al parecer, estaba en medio del bosque, sin más motivo que el de permanecer.
Se incorporó tan rápido como sus doloridos brazos le permitieron, e intentó vislumbrar algo que pudiera serle familiar.
Entre la espesura de árboles que se encontraban escoltando el camino de barro y piedras, no se podía distinguir nada más allá de la segunda hilera. Decidió situarse en medio del camino, para ver si podía descubrir algo que le guiara, una señal, un cartel, algo que le pudiera llevar hasta ella. Pero su mirada se perdía en un horizonte tan lejano como la idea de que podría salvarla.
Tras disipar todos sus miedos y despejar todas sus dudas de la cabeza, le echó mano a su móvil, para poder ver que hora era, y, si con suerte había cobertura en aquel lugar, pedir ayuda.
El reloj que aparecía en el menú de su móvil, indicaba que faltaban escasos minutos para las seis de la mañana, lo que le extrañó considerablemente.
En invierno, por regla general en esa zona, el sol no salía hasta bien entrada la mañana, cerca de las ocho. Si eran las seis, y ya se podía recibir el calor del sol, eso quería decir que, o se había alejado demasiado de su pueblo, o que, efectivamente, era verano. Ninguna de las dos ideas le gustaba, puesto que ninguna suponía un argumento lógico que le pudiera sacar de ese embrollo en el que el destino, o quien hubiese sido, le había metido.
Comenzó a moverse por el camino embarrado, en dirección contraria a la posición del sol en el cielo. La senda parecía recorrer siempre una línea recta, que además de mostrarse infinita, cada vez se hacía más oscura. El sol, por su parte, seguía estando ahí arriba, alumbrando con todo su poderío aquel bosque, que tomaba demasiados tintes extraños, en muy poco tiempo. Volvió a mirar el reloj de su móvil, tras sentir que podría llevar, aproximadamente, tres horas caminando.
Cuando sacó su móvil, notó una presión en la mano, que le impedía extraerlo con la facilidad de antes. Le costaba, como si el móvil pesara cinco kilos de más, o como si a él ya no le quedaran fuerzas siquiera para sacarlo. Tras hacer un esfuerzo, consiguió ver la hora. Para su sorpresa, no habían pasado tres horas. Ni siquiera media. Su cara de asombro parecía reflejar con exactitud lo que el móvil quería contarle. Quedaban escasos minutos para que el reloj marcara las seis de la mañana. Llevaba horas caminando, puede que días enteros, y no había pasado ni un mísero minuto. Este hecho terminó de minar su moral. Estaba cansado, y detuvo sus pasos.
Se sentó, tirando el móvil a uno de los lados del camino. Sin quererlo, se acordó de ella: de su cara, de sus palabras. Recordó el tacto de su pelo entre sus manos, sus brazos rodeando su espalda. ¿Y sus labios?… No, no conseguía acordarse de sus labios. Sabía que la había besado, estaba convencido, pero no conseguía recordarlo. Eso le provocó un sentimiento de ira, que le hizo estallar del todo. Comenzó a gritar, maldiciendo su vida, maldiciendo su suerte. Ahora, la rabia se apoderaba de él. Odiaba ese camino, odiaba esos árboles, odiaba ese bosque, y ante todo, la odiaba a ella. Era por ella por lo que estaba allí encerrado. Entró dispuesto a liberarla, a traerla de vuelta, y ahora no sabía si iba a ser capaz de sobrevivir para buscarla. Le faltaban las fuerzas, cesó en su intento de ir hacia los árboles, y cayó sobre el suelo de barro con las manos en el rostro.
De manera involuntaria, o quizás, por una vez, de manera consciente y necesaria, comenzó a llorar. No podía con esa situación, estaba siendo superado por su impotencia, una de sus lágrimas resbaló por su mejilla, cayendo contra el suelo y feneciendo en el acto. Un fuerte grito siguió a esa lágrima, cuyos restos se extendieron por el suelo de barro. Ese grito… era igual que el que había oído cuando se internó en el bosque, era de ella. Hubiera jurado que era de ella, de quien estaba buscando. Decidió levantarse, seguir caminando hacia delante, a merced de lo que aquel bosque le tuviera reservado. Comenzó a andar de nuevo, con un paso lento pero firme, decidido. Su marcha iba bien y ahora que se había levantado, no pararía hasta morir. Entonces, encontró algo en el camino que, sin duda alguna, cambiaría de dirección su rumbo.

Capítulo Segundo

Desde que la conocí, los años, la madurez y mis vivencias me han enseñado infinidad de cosas que hace tan solo un rato ignoraba. Redactar dichos momentos en forma de autobiografías anónimas me hizo seguir creciendo como escritor y como persona.
Hoy por hoy, no soy más que la mezcla de todos los “te quiero” olvidados, quizás por culpa del tiempo, quizás por mi mala memoria. Soy las veces que caí, empujado por el viento, o tan solo soy los ratos de soledad, enmarcados por las letras de mi obra. Pero si de algo estoy seguro es de que soy, desde que la conozco, y que antes era materia mundana, que ahora muero por tenerla y perezco sin encontrarla. Soy Fernando Cañete, y esta es mi historia…

El mar estaba en calma. El viento soplaba lento y pausado, y mecía con cuidado las hojas de los árboles. Los copos de nieve que acompañaban el aire se depositaban lentamente sobre las tiernas copas, que resistían con entereza el peso del manto blanco sobre sus cumbres. El faro seguía alumbrando el crepúsculo, en busca de algún barco descarriado que necesitase de su ayuda, para poder llegar a un puerto, que en ese momento estaba vacío por la ausencia de los pesqueros que habían zarpado horas antes. El pueblo, encallado en la ladera de una montaña, no podría ofrecer mejor visión que la que el mirador otorgaba. Él, había subido allí hacía una hora aproximadamente, en busca de algo de tranquilidad y crudeza a la hora de cavilar. Aunque estaba protegido por un forro polar, el frío calaba en sus huesos sin piedad alguna, y eso le hacía tiritar de vez en cuando. Todavía no había conseguido sacar nada en claro, respecto a aquel mensaje que había recibido la noche anterior…

“Hola Robert. ¿Qué tal va la noche? Espero no haberte despertado. Verás, necesito hablar contigo. He estado pensando… y quizás debamos cambiar la situación actual. Creo que sería lo mejor para los dos. Te espero en el puente de la estación a las 9 en punto. No me falles. Un beso.”

El mensaje le había llegado estando en la cama. Esa noche había decidido no salir. Su cuerpo le pedía tiempo para descansar, y decidió otorgárselo en vísperas de la fiesta de fin de año que le esperaba en un par de días.
No entendía el sentido de despertarle a esas horas. Su relación estaba pasando por un momento de ciertas turbulencias. Hacía días que no se veían, él había estado trabajando y ella le había estado esperando. Pero al parecer, se había cansado de esperar, y, ahora quería marcharse. Pero, ¿adónde? ¿Acaso existía algo más que ese pueblo? ¿Había algo más allá de aquel bosque, o de aquel mar? ¿Existía algo más que aquel horizonte de soledad, que se cernía sobre la vida de ese pueblo?

La vista desde aquel mirador era embriagadora. El amanecer, las tiernas olas pereciendo contra las rocas, los copos de nieve cayendo en la orilla, y el agua del mar engulléndolos. La imagen de su último beso en ese mismo lugar, le estaba provocando caer en un bucle de tristeza, en el que la melancolía y la impotencia se entrelazaban, asfixiándolo, oprimiéndole el pecho, y haciéndole acometer un esfuerzo inhumano para no romper en llanto sobre aquella valla de acero oxidado.
Entonces, la imagen de una silueta subiendo las escaleras en dirección al mirador, le dispersó por un segundo el mensaje de la cabeza. En la bifurcación que divide el camino en dos direcciones :(hacia el mirador, o hacia la estación), vio cómo la silueta se dirigía hacia su posición. No conseguía verle la cara al desconocido, ya que gracias a una capucha, llevaba la cabeza resguardada de la nieve. Pensó en marcharse de allí, había algo en ese ser que le resultaba familiar. Ya lo había visto antes. O mejor dicho, ya la había visto antes. Últimamente rondaba sus sueños cada noche. Aparecía sin más y, tras un rato mirándole, volvía a marcharse, desapareciendo. Sin darse cuenta, la figura había llegado ya a su posición, y se encontraba frente a él, observándole en silencio.
Se quedó paralizado, no sabía cómo reaccionar, y no se hacía idea alguna de qué iba a hacer ella. Decidió lanzarse e intentar aclarar la situación.

- ¿Qué quieres de mí?
- Que la olvides – su voz sonó femenina y sensual, embriagando a Robert rápidamente.- Quiero que lo dejes todo, y vengas conmigo. Últimamente te he estado observando. Sé que me miras. Sé que más de una vez me has tocado sin darte cuenta, y que otras veces, ibas buscando ese roce. Soy lo que siempre has estado buscando Robert, y ahora quiero que estés conmigo.
- No puedo hacerle eso. Sabes que la quiero; si soy quien soy, si he logrado lo que he logrado, ha sido gracias a ella.
- ¿Acaso no has leído el mensaje? Ambos sabemos que ella se va a marchar, y que no puedes hacer nada para evitarlo. Aún puedes decidir venir conmigo, y llevar una vida plena, una vida de felicidad. Se acabaron esas noches en las que nada importa, puesto que yo no te dejaré marchar. Te haré el hombre más feliz del mundo Robert, y sólo tienes que venir conmigo. De otro modo, te quedarás solo, sin saber qué hacer, y el final no dejará conforme a nadie. ¿Qué te parece?
- Una gran mentira. Tú no tienes ni idea de lo que soy. La amo, y la necesito. No la pienso dejar marchar, y menos por ti.
- ¿¡Cómo puedes ser tan ingenuo!?- su tono, había dejado de ser tierno y dulce, para pasar a ser arrogante y amenazador- Llevas ignorándola meses, ya prácticamente no la ves, y cuando lo haces, es durante poco tiempo. Has dejado de quererla, y por fin eres feliz. No te la mereces.
- Estoy harto de que me digas lo que me merezco y lo que no. Estoy cansado de que todos me lo digáis. Yo la quiero, y prefiero compartir mi desgracia con ella, a llevar una vida superficial y falsa contigo. Me niego a caer una vez más en tu juego. Mi felicidad no reside en mi sonrisa, si no en mis momentos con ella. Y si no eres capaz de entender eso, lo mejor será que te marches.
- ¡Qué equivocado estás! Pero, en fin, qué le vamos a hacer. El que nace ignorante, muere ignorante. Mañana amanecerás solo, y solo te quedarás el resto de tus días. No me volverás a ver, no sabrás de mí. Pero oirás hablar de mí en bocas ajenas, y eso amargará tus días por siempre. Adiós, Robert.

El viento sopló con más fuerza, y la nieve se llevó aquella voz que tanto odiaba. Cayó rendido, apoyando su espalda contra la valla. Se llevó las manos a la cara, intentando secarse las lágrimas. Aquella presencia le había dejado exhausto, y el sueño hizo mella en él rápidamente. Cerró los ojos y se sumergió en su mundo una vez más…
Capítulo Tercero

No tardó más de un segundo en reaccionar ante aquel estímulo que provenía del bosque. Comenzó a correr sin dar tiempo siquiera a explicaciones de por qué se iba a adentrar a la carrera entre la vegetación.
Cuando llegó al punto en el que nacía el ejército de árboles, apreció de que no tenía la menor idea de por dónde se la habrían llevado. Decidió seguir recto, a expensas de lo que le deparara aquella aventura inesperada y vital para poder rescatarla a tiempo. Sin más demora, recobró su marcha atlética para adentrarse en la penumbra del bosque.
En su carrera apartaba los cientos de arbustos y ramas, que le golpeaban sin piedad alguna el torso y las piernas. Cuanto más se adentraba en la espesura de aquel laberinto compuesto de follaje, menos vislumbraba las luces que provenían de fuera. Llegó el momento en el que perdió de vista a la Luna, y sólo podía observar cómo árboles le devoraban lentamente.
Prosiguió su marcha a tientas, procurando no tropezarse con alguna rama que sobresaliera del suelo, o con cualquier cosa que estorbara el camino recto que estaba dispuesto a recorrer. Se percató de que no había oído nada más que sus pisadas durante el recorrido. Ninguna voz había salido de la penumbra de la noche para indicarle el camino correcto, ni siquiera ella había proferido ningún grito más. No escuchaba ningún sonido que pareciera animal, ni los grillos parecían querer cruzarse en su camino.
Tras un período de diez minutos de correr contra el silencio y la soledad, llegó a una explanada, en cuyo comienzo decidió parar.
Aquel lugar, era algo así como un terreno circular, rodeado de aquella melé de troncos y ramas, y que una vieja casa, aparentemente abandonada por su paupérrimo aspecto, habitaba en el medio.
Al cabo de un minuto, observando la situación, y decidiendo cuál debía ser su siguiente paso, una luz en el interior de la casa tomó posesión de la atención de Robert. Pensó que quizás ella estuviera allí dentro. Sin embargo, la idea de adentrarse en la casa sin más protección alguna que su coraje, no le agradaba en exceso.
Un grito emergió entonces del interior de la casa, lo que hizo que Robert emprendiera una carrera hasta allí. Recorrió la distancia que les separaba en un tiempo relativamente corto, y de un empujón logró abrir la puerta que, en un principio, se presentaba robusta. En su interior, un estrecho rellano fue el encargado de recibirle. El aspecto de la casa por dentro, era igual de tétrico que por fuera. Le resultó llamativa la idea de que ese recibidor no tenía ni puertas ni ventanas. Tan solo tenía una escalera, que llevaba a la segunda planta. Escuchó un grito de nuevo, y entonces se dio cuenta de que ella estaba encima de su cabeza. Ilusionado, subió a toda prisa la escalera, que le llevó hasta un paisaje decepcionante: era una sala vacía, con tan solo una silla en medio de la estancia. Era imposible apreciar si había alguien sentado, puesto que el respaldo de la silla era de un tamaño suficiente como para ocultar a una persona. Comenzó a andar en dirección a la silla, rodeándola con cierto margen, para poder observar si había alguien sentado, y tener tiempo para correr si fuese necesario.
Su sorpresa fue mayúscula, cuando encontró sentada a quien fuese su pareja hacía un tiempo, justo antes de conocer a la persona por quien estaba en esa situación.

- Me alegra que hayas vuelto, estaba muy preocupada por ti –Robert detectó rápidamente el tono irónico que reinaba en su voz.
- ¿Dónde está ella?
- ¿De quién me estás hablando? No sé nada de ella, tu sabrás, estaba contigo ¿no es cierto?
- Basta de juegos. Como no me digas ahora mismo dónde está…
- ¿Qué vas a hacer, abandonarme una vez más? –la ironía seguía siendo clave en su tono, y Robert no lo pasó por alto.
- Escúchame bien bruja. Estoy harto de tus mentiras. Dime dónde está o acabo contigo aquí mismo
- ¿Serías capaz de hacer eso a quien te enseñó a amar?
- Tú no me enseñaste nada. Me obligaste a refugiarme en tus mentiras, en tu juego. Pero ya no seré más tu muñeco, tu falso amor no será más mi escudo.
- ¿Reniegas de quien te dio la vida, Robert? ¿Estás renegando de tu amor verdadero?
- ¡Basta! Pienso acabar con esto de una vez, –se dirigió hacia ella, y la agarró de la pechera- ¡dime dónde la guardas!
- No te diré ni una sola palabra hasta que no admitas que me amaste más de lo que nunca has amado a nadie, por que yo sí te amaba, Robert.
- Sigues mintiéndome, igual que entonces.

Sin pensárselo dos veces, llegó corriendo al nacimiento de la escalera, y bajó de dos en dos los peldaños, para salir cuanto antes al exterior, para poder proseguir su camino.
Cuando salió a la explanada de nuevo, pudo ver cómo de la habitación donde antes había luz, se abrían paso las llamas que devoraban la silla de la sala en la que había estado un minuto atrás. Su antiguo amor se habría quemado dentro, pero eso ya no le importaba. Estaba dispuesto a acabar con todo aquello que lo separaba de ella, todo aquel mundo falso y de apariencias, que sólo le traía distancia de su amada. Comenzó a correr de nuevo, en dirección al bosque. Una vez se internó entre la maleza, fue consciente de que estaba realmente cansado, pero sabía que no podía parar a descansar, no tenía tiempo. Siguió corriendo, pero la visión se le fue haciendo más y más borrosa. Al final acabó cediendo, cuando tropezó con una rama. Cayó de bruces contra el suelo y perdió la conciencia abrazado a un árbol, en su intento por volver a ponerse en pie…

Capítulo cuarto

El encontrarse y poder mirar de frente al que siempre fue su mejor amigo, le provocaba una sensación un tanto incómoda. Aunque ya era consciente de que en aquel lugar todo carecía de sentido aparente, ese detalle le producía una presión inhumana en el pecho. Habían sido amigos desde siempre, hasta el día en que Robert la conoció. Entonces se empezaron a distanciar, hasta el punto en que dejaron de hablarse. Su ex amigo la odiaba profundamente por haberles separado, y nunca le había perdonado a Robert el haberla elegido a ella.
Decidido a ignorar aquella presencia, sacó valor de donde ya sólo le quedaba desesperanza e ira, y continuó su camino de frente, sin pararse a saludar, sin dirigirle la mirada. Robert se había enterado al poco de dejar de hablar con él, que éste hablaba mal sobre él a sus espaldas, y que en cierto modo, lo que sentía era envidia por la felicidad que Robert tenía al estar al lado de ella. Una vez lo hubo superado, comenzó a correr por la senda, intentando alcanzar ese horizonte, que se hacía eterno. Tras varios minutos corriendo, decidió parar y mirar hacia atrás, para percatarse de si le había seguido, o si había preferido quedarse en el sitio sin hacer nada, como siempre hizo cuando Robert le necesitó de verdad. Fingiendo una expresión de asombro, comprobó que no le había seguido. Al mirar al frente de nuevo, sin embargo, la sorpresa fue real. Estaba allí, apoyado en un árbol, mirándolo desafiante.
Eso dejó bloqueado a Robert por completo. No sabía si dirigirle la palabra, o simplemente volver a salir corriendo. No tenía claro si debía enfrentarse a él, no sabía si en realidad, todo fue por culpa suya. No estaba seguro…
- Es la hora de saldar ciertas cuentas, Robert.
Esta vez, no le había dado tiempo a dar el primer paso. Se acercó con lentamente pero decidido a Robert…
Capítulo quinto

- Robert, despierta.
La dulce voz de su amada, le despertó de su letargo. Estaba arrodillada a su lado, mirándolo a los ojos con una expresión de preocupación. Él la cogió de la mano, y se incorporó, quedando en frente de ella. Necesitaba que le explicara por qué quería marcharse. Él no quería que se fuera, pero también sabía que no podía dedicarla el tiempo que un amor como el suyo necesitaba.
- No quería llegar a este punto Robert, pero esto no puede seguir así. Creo que lo mejor es que nos demos un tiempo para poder reflexionar sobre de lo nuestro.
- Pero yo no quiero que te vayas, sé que he estado demasiado distante estos días, pero he tenido muchas cosas que hacer. Te prometo…
- No me prometas nada más, Robert. Los dos sabemos que no lo puedes cumplir. Llevamos meses viéndonos solo una o dos veces, y sería egoísta seguir con esto. Yo no quiero que sufras por mí, y también estoy cansada de sufrir por ti en vano. Adiós Robert, espero que encuentres alguien mejor que yo.
- No digas eso…
Las lágrimas brotaron de sus ojos, mientras ella se iba en dirección a la estación, en la orilla del bosque. Él por su parte, destrozado anímica y físicamente, emprendió su viaje de vuelta a casa. Prefirió no pedirle más explicaciones, él le estaba haciendo daño, y ella tenía derecho a marcharse. La había fallado, y no se lo iba a perdonar jamás. Entonces, escuchó un grito proveniente del bosque. Era de ella, estaba seguro, ella había gritado. Sin pensárselo dos veces, comenzó a correr a por ella…


Capítulo sexto

- ¿Qué haces aquí?
- He venido por ti. He creado todo esto, solamente para vengarme de lo que me hiciste. Ha llegado tu hora, viejo amigo.
- No tiene sentido que hagas esto ahora. Tú fuiste el que me traicionó a mí, nunca estaba si te necesitaba, tu amistad era falsa.
- No Robert, ¿quién sino yo estuvo ahí cuando te faltaba la inspiración, cuando no eras capaz de escribir?
- Tu único consejo fue que lo dejara, me dijiste que no valía para escribir, y que me merecía algo más que su amor. Siempre quisiste verme infeliz.
- ¿Qué? ¿Quién fue el que me dejó de lado por la primera que te hizo un poco de caso, que te “quería”? Fuiste un cobarde y un falso, un traidor hacia tu mejor amigo.
- ¡Cállate!- en ese momento, Robert soltó un puñetazo, que acertó de lleno en la cara de su ex amigo.
Este le respondió con un golpe que sus costillas intentaron parar, pero que terminaron cediendo ante semejante fuerza. Sin más dilación, el otro puño impactó en la cara de Robert, tirándolo al suelo, y dejándolo tendido.
- Vamos a jugar un poquito Robert.
Tras decir esas palabras, ambos aparecieron en un cuarto cuadrado. En su interior, había diferentes pantallas, rellenas de imágenes en las que se podía ver a Robert sentado en su escritorio, con la luz apagada, solamente alumbrado por su lámpara. Estaba escribiendo algo en un papel, y en cada pantalla, escribía algo distinto.
- Ese eres tú Robert. Y esas… tus reacciones ante tu impotencia a la hora de escribir algo decente.
Ahora se podía observar, diferentes gestos violentos en cada una de las pantallas. En una, tachaba todo lo que había escrito con rabia, en otra, arrugaba la hoja de papel y la tiraba al suelo. En otra distinta, se levantaba de la mesa, y le propinaba una patada a la silla…
- Ella sólo te traía crispación, odio, rencor. Te hacía recordar toda tu penuria pasada, la vida que tenías. Vamos Robert, te hizo débil, te hizo propenso al dolor. Tú no eras así.
- Ella no me ha convertido en nada, ella sólo me ha enseñado a poder gritar sin miedo, ella me ha enseñado a descubrir la mentira, me ha enseñado a derrocar al dolor, me ha enseñado a amar- poco a poco, se iba levantando, ante el asombro de su antiguo amigo-ella me ha enseñado tus mentiras, tu falsa amistad, me ha mostrado el interesado amor, y la felicidad superficial. ¡Se acabó tu imperio de falsedad, porque pienso acabar con todo eso que me ataba a la tristeza!
En ese instante, Robert se abalanzó sobre su ex amigo, agarrándole del cuello. No tardó mucho en acabar con aquello, puesto que su amigo se fue convirtiendo en arena lentamente. Robert se incorporó, soltando aquella presencia de la que ya solo quedaba polvo. Miró hacia el fondo de la estancia, buscando con la mirada a su amada. Allí estaba, vestida de un blanco impoluto. Entonces, una potente luz salió de detrás de ella, llenando la habitación al instante, cegando por un momento a Robert.

Capítulo séptimo

Todo lo material que llenaba la habitación desapareció. Y, al parecer, todo lo material en general se esfumó como por arte de magia de ese mundo surrealista, que ahora estaba lleno de nada, vacío. La miró a los ojos y no pudo contener una lágrima. Había renunciado a todo por ese momento con ella. Había dado su anterior vida, la vida fácil, la vida sencilla, la que estaba llena de mentiras y parecía tan real, que ocultaba su falta de amor con unas apariencias que no beneficiaban a nadie. Había conseguido superar ese escollo que separa a la gente conformista de los emprendedores. A los que basan su vida en una ideología y a los que nacen con cada nuevo sentimiento. Por fin había recuperado eso que el interés le había robado al nacer. Eso que le definía como era, su obra, su letra, su palabra… pero, ante la atónita mirada de Robert, se desvanecía.

Capítulo Octavo

Al final, cumplió su promesa. El viento que apareció de repente, se la llevó. Su última imagen fue la de ella guiñándole un ojo, como siempre hacía cuando se despedían. Robert se dio cuenta de que en el lugar donde había estado el cuerpo de su amada hacía un minuto, reposaba un sobre blanco. Fue hacia él y, al recogerlo, fue consciente de que había una carta dentro. La abrió y la leyó atentamente;
“Hola Robert. Quiero pedirte disculpas por la forma en que me voy, pero te considero capaz de seguir viviendo sin mí. Has demostrado tu entereza, coraje y valor. No has perdido la cordura ante mi falta, y has sabido luchar por lo que quieres. Es hora de que emprendas tu camino solo, y rellenes con palabras este mundo vacío, en blanco, que te doy. Te quiero, Robert. Tu amor por siempre, tu musa.”
Ahora lo entendía todo. Ahora todo había sido alumbrado, y la sombra de la ignorancia se desvanecía. Ella había cumplido con su parte, le había enseñado a ser capaz de vivir sin ella, de poder componer sin su presencia, y ahora él debía agradecérselo, continuando con su obra…
Me llamo Fernando Cañete, y esta es la historia del escritor que perdió la inspiración, la cuál le enseñó a través de su pérdida, a escribir sin tenerla cerca.

8 nov 2010

Por amor callar lo de dentro.

Besé los ásperos labios de la bandera
que portaba tu frío corazón en alto.
Y tan cálido fue ese beso...

Te busqué hasta la saciedad sin verte,
y perderte fue mi condena.
Tanto te busqué entre esa maleza,
que me arañé hasta el corazón.

Y por amor callar lo de dentro,
sufrir hasta el viento que te toca,
morir en cada lamento de tu boca,
y de tu odio ser el centro.

Querer más al dolor que al tiempo,
odiar al amor por ser eterno,
y quizás caer en el momento
en que tocaba despertar.

Adiós te digo ahora que estoy a tiempo,
puede que no, pero al menos lo intento.
Marcho por siempre de este lamento,
en que se ha convertido nuestro momento,
dejo atrás las miradas y las palabras,
los golpes inundados de cariño,
y como si fuera un niño,
lloro por no tener a quien quiero.

¿Y que hago aquí me preguntas?

¿Y que hago aquí me preguntas?
He venido a buscarte, y vacío me voy.
Vine dispuesto a llevarte,
y dolor traigo de mi mano.

¿Como puede ser tan ciego?,
pobre tonto enamorado de tu pelo,
que por querer quererte vino,
y sin poder tenerte muero.

Siento dentro que me consume el tiempo,
maldecido por un adiós prematuro,
un lamento violento y tardío...
no se como convivir sin tu olvido.

Cansado de tantas ilusiones vanas,
y en vano ansiar ese beso soñado.
¿Y que hago aquí me preguntas?
hoy he venido para morir a tu lado.

31 oct 2010

Sueña poeta, sueña.

El sueño me libra de escuchar
las sandeces que se crean inertes.
El silencio muere en paz,
trastocado por el suave mecer de tu voz.

Que dichosa, o fugaz la vida,
que de sorpresas llena el día,
y cayendo en la imagen de tenerte mía,
retumba el cantar callado por el tiempo.

Calla, y no me escuches,
no quisiera romper los sueños locos,
que por rotos y perezosos,
hoy no vienen a despertar

y ese aire de otoño...
dormir, dormiré a merced del viento,
y las nubes vendrán a mi encuentro,
la lluvia despertará del sueño,
y mojará los prados de invierno.

Deshelado en el infierno
el mundo polar de tus ojos,
derretido, despojado de calor,
mueren cerrando párpados de sonrojo.

Sueña poeta, sueña,
que el soñar ya no es pecado.
Vuela, y calla esas bocas
que mal hablaron de ti.

Sal del rincón por el que perdido andas,
grita para que te libren,
y una vez liberado,
soñarás con más claridad.

Encerrado en el desván de tus recuerdos quedo,
mas no en silencio muero,
pues el oír mi voz contra tu pecho,
será tu condena.

12 oct 2010

Inspiración.

Detrás mía sentada permanece,
y con el mismo desdén con el que me mira,
se levanta, y rauda marcha...
volviendo al tiempo, cual luz que no se apaga,
si no duerme.

9 oct 2010

La mentira es ya tu princesa.

Aferrando tu felicidad a la tristeza,
basando tu venganza en una realidad,
tan cruda, que ya no se puede masticar.
Y culpando a este viento violento arrecias

contra todo sentimiento de culpa,
culpable de sentir todo en contra,
atemorizando en un rincón a la risa,
que riendo con compasión te mira.

Y hablando de amor recaes,
en ese bucle de soledad alquilada,
perteneciente a un presente tan ilógico,
que cualquier pasado raro ahora es cuerdo.

Tensando la cuerda de la salud; enfermedad,
y enfermos caen los luchadores,
por querer prender su clavo ardiendo,
con el fuego del mal de amores.

Mil versos escribir podría, y no avanzar.
Mil cosas que pensar tendría, si me pudiera concentrar.
Pero no dejo de olvidar su vida...
perdida por un amor, que traerá la decadencia,
a este nuestro feudo, de rimas y leyendas,
en el que el rey es el tuerto, y la mentira;
la mentira es ya tu princesa.

13 sept 2010

Asesino sin piedad de lágrimas.

Dos ríos paralelos, acompasados,
colina abajo rodando, afluentes de un todo.
Dos gotas de agua, expulsadas del infierno,
que muerto por dentro, recala en el olvido.

Dos lanzas enroscadas en una mejilla,
que salpican el suelo, al intentar atravesarlo,
que no gritan al morir sobre el entarimado,
y que lloran, en si mismas, por caer a mi lado.

¿Tanto miedo doy de noche, que hasta las estrellas
se vuelven fugaces para no observarme?
Los cometas atan al viento, para no sobrevolarme,
y con pánico el suelo, se hunde al pisarle,
...y me traga la tierra...

y tras probar mi sabor amargo, me escupe de las llamas del averno,
sincerandome ante el eco, que niño o villano, mis penas te contó.
Causante de todo llanto mi alma, causante de penas, dolor y crueldad...
asesino sin piedad de lágrimas, que murieron en el suelo, creyendo volar.

1 sept 2010

Volvemos!

Volvemos, y lo hacemos con más ganas que nunca.
Esa frase, podría definir la situación actual de El Diario del Perdido. Como podréis ver, tenemos nuevo formato, nuevas ideas, nuevos poemas... tras el parón veraniego, Cañete nos ofrece 12 nuevos poemas, que, junto los que se irán subiendo, constituirán la base de este segundo año que comienza.
"Hace algo más de un año, esto era totalmente impensable. Ver que tenemos más de doscientas visitas estos dos últimos meses, que vienen exclusivamente de EEUU, junto con las visitas desde América latina, el centro de Europa, y todo el territorio nacional... se me eriza el pelo sólo de pensarlo"

Así es, con las nuevas tecnologías que a incorporado Blogger, hemos descubierto estas cifras. La sorpresa fue mayúscula, cuando nos comentaron el hecho de que hay fans del blog en todo el territorio americano, sumado a las visitas desde España, más las visitas esporádicas de gente del resto de Europa. Estos datos aumentan aún más la importancia de este blog, y su repercusión, lo que nos halaga enormemente.

Bueno, habréis visto, que esto a cambiado un poco (tampoco mucho). A partir de ahora, tan sólo se dejará un poema en la página principal, el más reciente presumiblemente. Además, se dejará en los enlaces, el enlace de Safe Creative, la empresa que lleva los derechos de Cañete. Ahí podréis bajar de Internet, un certificado de que los derechos de las obras aquí expuestas son de Cañete.

Otra de las novedades, es que a partir de hoy, las entradas irán siendo almacenadas en las páginas que proponemos, con lo que podréis verlas ahí.

Además, hemos creado "el foro perdido", el foro del blog, en el que podréis ir comentando los temas que Cañete vaya ofreciendo, para poder crear interesantes charlas a cerca de temas peculiares, o más a conciencia.

De momento, eso es todo, recordad que el 25 de este mes, se cumple un año de la aparición y creación de El Diario del Perdido, y se admiten ideas para poder hacer el día citado.

Un abrazo a todos, esperamos no defraudar, y veros pronto por aquí!

Ahora, amigo.

Amigo, ahora que ya eres olvido,
que el dolor se ha consumido,
reza conmigo este poema.

Amigo, ahora que ya te has marchado,
que mi mano has tirado, y quemado,
todo bien se ha consumido, por la llama de la inocencia…

Ahora; que es el tiempo el que decide,
la razón devuelve al dueño, y desposee,
a quien no debió tenerla,
calla y mira al suelo, tu que fuiste amigo,
que pecó de conveniencia.

Y ahora que ella no nos escucha,
de decir, diré, que era mala consejera,
que de amor no andaba ciega, y extraño,
eso eras para ella.

Que mi razón despreciaste por ser sincera,
por sin miedo encender la vela, de este odio que te mata,
ahora calla, y mírame a la cara,
quien peca de inocente sufre, y el sufrir será tu condena.

Ya no seré más ese calor.

Ya no seré más ese calor,
del que alguna vez, tiraste.
No seré más ese edredón,
que alguna vez, quitaste.

Ya no volveré a ser el viento,
que levanta tu falda con sus manos.
Dejé de ser aquel enano,
que desde abajo te miraba.

Gracias, ya no seré más la miel,
no seré tu cero a la izquierda.
Dejo de estorbar a tiempo,
y… ¿contento?, gracias.

Ya no volveré a tocar tu mano,
pero tu olvido quedará impregnado.
Ya no seré tus alas…
“tendré que aprender a ser, sin ti”.

“”Verso extraído de la canción Gracias, del disco Cuando empieza lo mejor, de Despistaos.

Un símil.

Más pena me dan las moscas,
que tan rápido vuelan, que no observan nada.
Ver caer y morir a esa luz,
que del hilo, colgaba.

Ahora que todas las pinzas han marchado,
que tu problemas me han salpicado,
ahora, es cuando muerto y cansado,
me levanto y rondo cementerios a tu lado,
esperando algo tierno, cerrado, oculto,
inexplorado, calibrado, intermitente,
guardado, escondido, maltratado, arruinado,
llorado, sufrido y celebrado, ansiado, esperado,
eterno, maniatado, robado, fugaz y tuyo.

Decidí seguir rondando, hasta darme de bruces contra él,
pero nunca lo encontré (me desespero)
y espero, que ahora que te encuentro,
abras la puerta a un símil.

Prométeme caer si resbalo.

Quemo el papel que estorba,
mientras de luto el bosque llora.
Deshago la cama a patadas,
no quiero dormir si sueño contigo.

Prométeme caer si resbalo,
no encontrar a medias lo perdido,
ni extrañar a ese beso cautivo,
que nunca llegaste a darme.

Ay! amor, llora el mar, la brisa, el caos.
Lloran los ángeles tu pérdida, lloro yo,
¿qué me queda? si ya no me queda nada,
ya no hay fuego por las entrañas, falta prosa.

En esta mecedora de sueños rotos,
las almas precavidas que desbocan,
y desembocan en la locura,
de ver a oscuras tu sombra,

sufren en silencio, a gritos sordos y acolchados,
magullados por los golpes de la Luna…
Su pelo al viento, esa melena de ajos,
que espanta a aquel que tu cuello quiso…

¿Quién ofrece menos?

Desde Irlanda con amor, sencillo,
hijo pródigo del dolor, maldito…

Entre cuatro paredes volando, no quedan muros no, no aquí.
Cada mañana eres motivo, eres tú, yo soy maldito,
y poquita cosa a tu lado.

Así quiso el destino, que no yo, desdichado,
olvidando el rumbo, sólo queda zarpar de tu brazo.
Cuantas noches esperando, a algo tan ilegal como inverosímil.
Tan prohibido como cierto, y anhelado, desconocido.

¿Se puede querer algo prohibido, sin que sea
su prohibición lo atrayente?
Se puede, puede, y lo es aparentemente.
Su dulzura, su fragilidad quizás, o
simplemente su pelo, su tez.
Y no volverla a ver me mata, mas ayudado por la ley,
deberé olvidarla, ¿debo?... ¿debo dejarme querer?
Quizá esperar paciente, intermitente mi cariño muestro,
no quiero precipitaciones, falsas conclusiones, aciertos.

Que no me mate la pasión, si estoy en lo cierto,
y si no lo estoy, que el dolor no sea eterno.
Poder vivir contento sin tenerla.

Tan cerca, tan lejos, tan hermosa, yo tan perro;
poca cosa, ser sincero… ¿alguien ofrece menos?

Este metafórico mar.

A un mar de sirenas repleto,
agrietado por la falsa realidad.
A ese velero sumergido,
con miedo de flotar.

A ese mar que no sabe de lluvias,
pues más no se puede mojar.
A esa pobre gaviota blanca,
que mojada no puede volar.

A esa tortuga, que sin quitarse el caparazón,
engañó a la liebre para que frenara.
“A esas playas, y su blanca arena”,
ennegrecidas por el error de la muchedumbre.

A ese pez solitario, que sólo espera
ser pescado, sin saberse engañado, muerto.
A ese tesoro, en mil pedazos esparcido,
por los egoístas, que intentaron sabotearlo.

“” Verso extraído del cuarto disco de Sergio Contreras; Equilibrio, de la canción; Cuando no te tengo.

Mis pisadas son la sombra.

Mis pisadas son la sombra,
del camino que errante recorrí.
Y mi mirada… reflejos
de estrellas a punto de morir.

Las manchas de esta pared,
negras son, manchas quedan.
Quedando el recuerdo a merced,
de lo que tus miedos quieran.

Cómo algo que deja de servir
y en un arma se convierte,
sumergidos en este juego intermitente
que nunca, de nada ha servido.

Ya no queda amiga, ya no queda Sol.
La blanca nieve se derrite, mientras
el crepúsculo sobre la luz se posiciona,
y muere toda esperanza de salvación.

Fúnebres palabras, de un nefasto corazón,
que desbocado, murió en silencio.
Frunciendo el ceño ante tu aparición…
versos perdidos en un pasado violento.

Las cartas sobre la mesa.

Tahúr intuitivo, permitido el desconcierto,
de saber a ciencia cierta, que el amor es imperfecto,
caer al suelo llorando, con las manos en el rostro,
las cartas sobre la mesa, y su cara de asombro.

Este juego lo simplifica, a veces, tanto todo,
tu la reina de corazones, yo una vela de barro y lodo,
que alumbra las mañanas, con su negro as en llamas,
las cartas sobre la mesa, y su cara mojada.

Siete barajas cortadas hacia un desamor,
y arrancando de su pecho el joker, su lado bufón.
Y tristemente caerá la noche, en cualquier oscuro sótano,
las cartas sobre la mesa, y su cara de desilusión.

Al ver como se termina, aposté todo a este amor,
que en espiral de color decae, y pierdo la emoción,
preparar la última cena, y una taza de café,
las cartas sobre la mesa, y su cara…
… perteneciente al ayer.

Volveremos al pasado.

Abreviamos tanto nuestras conversaciones
alargamos tanto los silencios
que volveremos a hablar por signos.

Crearemos un mundo, en el que el mudo es el rey,
el sordo su secretario, y el tuerto el que no ve;
cómo se desmorona toda creencia,
cómo se quema el aire, entre nuestra piel.
Cómo se evaporan las lágrimas de miel...

Y en este desierto sórdido, por el que no pasa la luz,
estará perdido el aire, entre dunas de ignorancia.

Todo está perdido, todo está... ¿olvidado?
No aprendemos del pasado, más crece la distancia.
Es la Luna la que ladra, mientras el hombre la canta,
en este mundo loco, de dos, de besos; pocos.

Al igual que abrazos; rotos, miradas cómplices y fotos
que despegan de los ojos, de este corazón sin fe.

Pues todo se termina, nada queda; ni distancia, ni dolor, ni espada... el fin de un Sol consumido,
cansado de rayos de esperanza.
El calor de un Dios dormido, una diosa, una musa...
el motivo de este olmo, para florecer una noche más.

Anhelo

En esta cama tumbado el sueño,
y mis manos, maniatadas, sin poder tocarlo.
En esta casa mis adentro,
y yo sin poder mirarlos.

En esta calle está tu miedo,
y el banco cielo tendido.
Está el barro dulce,
de quien solo muere.

En este barrio está mi infancia,
mi negro pasado estuvo.
En este pueblo está mi alma,
que repleta de vida estuvo.

Y en mi país está lo que anhelo,
tan cerca tan lejos, que parece mentira.
Añoro cada uno de sus pasos,
su miedo, antaño, el mío…

Se fue, se va, se aleja.

Se fue, se va, se aleja.
Esa primavera que fue nuestra,
el vendaval de sueños rotos,
que no entiendo, en nuestro banco sentado.

No está, se va, se aleja,
para no volver; ojala…
En busca y captura mi alma,
que corriendo llegará al mañana.

Tan cerca el horizonte,
que podría tocarlo con mis manos,
y entre mis dedos, la luz del Sol…
yo manejé los rayos de Sol,
que tus ojos me lanzaron.

Blanca nieve que se derrite,
y se quema el hielo que la forma.
Quizás eso fue lo que quise,
y por querer tenerla la perdí.

¡Cuan fugaz cambia el tiempo,
mientras este Sol la nieve derrite,
que ni pura, ni cristalina, ni amiga queda!

Tu recuerdo, mi condena.

Hiéreme, mátame,
y de dolor muriendo quedo.
A la Luna dirigido el ruego,
de no verte más a mi lado.

Vuelvo, a casa vuelvo
y quedo, en esta casa tan alejada de ti.
Tu olor aquí no llega
Y tus hilos en la frontera paran.

No tocas mi mundo, pues no quiero que me toques,
no me encuentras, y no quiero que me mires.
Tu espejo como escarcha me derrite,
del calor que tu fuego desprende.

La ira de quien huye de la realidad,
y cual rata se esconde.
Ese aullido claro que se escucha,
que canta al amor, no será tu voz.

Se terminó princesa, de tus mentiras no soy esclavo,
estas heridas manos me lavo, sin escuchar tu reprimenda.
Adiós te digo, y en profunda pena,
en el cielo pongo el grito, siendo el recuerdo mi condena.

22 jul 2010

Felicidades Cañete!!

Hoy, 22 de Julio, el autor de "El diario del perdido"; Fernando Cañete, o "El Perdido", cumple 17 años! Dentro de poco subiremos un par de poemas, en agradecimiento a vuestro apoyo!! Un saludo!

27 jun 2010

El triste mirar de los abedules.

Cansado del triste mirar de los abedules,
harto de ésta hipócrita crítica a lo obsceno,
de los que dicen ser románticos,
de amor repletos, en falsedad sumergidos, idiotas...

De cariño sobrantes he interesados,
callado el que late con fuerza y ama,
esperando a la paloma blanca que le lleve,
y con Caronte encuentre, una pizca de amor de los suyos.

Y como faro expectante, en la noche quedo,
como el roble que no derribó el tiempo,
ni el viento, ni los lamentos,
ni su mano, ni sus intentos.

Rayo amargo, que de mi pecho brota,
es el grito de guerra, de quien lucha en silencio,
trueno que en la lejanía estremece, y nunca llega a tocarme,
ese trueno de amor verdadero, que siempre llega tarde...

20 jun 2010

Dejan que en ascuas muera.

Dejan que en ascuas muera,
quien ascuas fuese.
De amor sufriendo el fuego,
de amor caliente.

En la oscuridad de la noche se apaga,
enegrecida quien en su día árbol fue,
quemada de tanto espanto que respira,
ardiendo su alma, en la hoguera encendida.

Y su carbón redactará el futuro,
de un amor, que nadie leerá,
un secreto tan oculto,
y que las llamas tragarán.

Que nadie quiso escuchar su llanto,
cuando la lengua de fuego, el espanto,
en su cara reflejado, al ser consumido,
por las llamas de este infierno...
fúnebre, pero nuestro.

6 jun 2010

Entre mentiras.

Ante la imposibilidad, de escribir
a oscuras me encuentro.
Mi pluma se mestiza con las sombras,
y muda e ignorante, muere.

Tu retrato, negro azabache,
desde el otro lado ríe,
pues tu espejo ya no refleja luz,
en negras tardes se oscurece.

Y descalza tus pies quemas,
a los que vemos luz nos pisas.
Y entre sabanas, dormida,
de noche, en tu alcoba, reprimida.

Eres mi Luna puesto que oscuridad me ciernes,
mas la osmbra existe, porque la luz también,
y siempre provechosa; la noche, oscuridad concive,
pues entre sombras, ésta luz se muere también.

Y cómo lo que escribo siento, y siento que te amo,
ante la imposibilidad de escribir me encuentro,
mientras todo este amor, o sufrimiento,
nuestra dupla, en sombras sea basado.

30 may 2010

El llanto del Faro.

Permanece en mi cabeza la melodía
del faro que desconsolado lloró.
Aquel que nunca supo ver el viento,
del que su corazón nunca se supo.

Aquel que aguarda triste el barco,
que extraviado mantenga su rumbo,
y llegue a sus playas de espanto,
y zozobre al tocar su mundo.

El frío veraniego en sus huesos cala,
en su alma, el arma del perdón sin represalia.
Y su amor vendido por quien ama,
imponiendo su ley cayó.

Y la roca del faro murió en la costa,
el acantilado manchó con su sangre,
evocó el hedor del hielo, y con miedo,
barrió las playas de Cádiz con su arte.

No volvió a ser, sobrante más no fue,
tensó la cuerda el tiempo necesario,
y colgado de su llanto,
acabaron las penas de su espanto.

Pintaré de blanco tu miedo.

Pintaré de blanco tu miedo,
para que de noche no se vea.
Y teñiré de azul tu cielo,
para que vivas ésta primavera.

Propondré al Sol por la tarde,
que alumbre con más fuerza,
pagaré a tu puerta el rescate,
para que se quede abierta.

Brillará tu pelo en el alma,
al alba, tu taconeo,
y con arte tus ojos negros,
abrazado, estaré despierto.

Y pintando el mar de alegría,
tiñendo de plata el viento,
regalando felicidad un nuevo día,
pienso acabar con tu lamento.

Talado, cayendo.

Tanto luchar, de nada ha servido,
nadie me asegura seguir vivo.
Me coartan movimientos, violentos,
me cortan sentimientos, cautivos.

Volando pasa el tiempo,
cuando descubres que eres humano,
y la enfermedad de tu mano,
te trae el sufrimiento.

De nada servido ha, el pasado,
cansado de correr, y no llegar a tiempo,
escribiendo el vil lamento,
del que sufre desconsolado.

Y todo se te echa encima,
sin dejar de dar tu sonrisa,
muriendo cada día que pasa,
talado, cayendo como una más encina...

26 may 2010

Recuerdos

Por que los momentos vividos,
en mi ser no se olvidan,
se convierten en recuerdos,
que perduran por el tiempo.
No habiendo dolor menos asumible,
que el de querer olvidarlo todo,
sin recordar la manera.

Fui pasado, todos lo fuimos,
y de errar aprendí,
errores de niño cometidos,
que marcan el por venir de mis días
en la tierra.
Pues yo no piso tu suelo,
yo no bebo tu mar...

El no saber olvidar me consume,
y el frío me aterra, me acostumbré al viento,
dejé de ser violento, buscando el perdón.
De errores cometidos, inoportunos,
que marcaron la tragedia,
de hebrea conciencia,
luchando por lo que fue mío.

Quizás el no saber rendirme ante el dolor,
cual bravío luchar o morir.
Sintiendo este vacío,
discreto el corazón al latir,
la mente al pensar,
mi vida al vivir,
suplicar un camino que no encuentro...

Y en soledad mis súplicas,
por el perdón que no me fue otorgado,
egoísta fui, más egoísta enamorado,
de cada brisa que surca,
que mece el alma...

Benévolo complaciente de su dicha,
por bueno ciego al llanto,
y queriendo morir de espanto,
aferrándose a su desdicha.

Cuenta los días que quedan,
de vagar entre paganos,
muriendo por sus hermanos,
sólo siempre que ellos quieran...

Porque de recuerdos vivo,
de sincero peco, pespicaz matando,
superior huyendo, de cobarde tachado,
de trobador violento.
De ni más ni menos santo,
por aquellos que me conocieron.
Como único encapuchado, que sólo escucha,
a los momentos...

18 may 2010

Podría...

Podría morir desangrado en tus brazos,
y aún no darte cuenta de mi desdicha.
Terminar acorralado por el miedo podría,
y en vano esperar tu rescate.

Porque todo es superficial,
e ignoras mi ser, siendo todo tan artificial...
podría gritarte al oído, tu no mandarme callar,
si quiera reparar en mi presencia, o en mi asuencia.

Y podría desnudarte mi alma, mantenerla callada,
podría desaparecer, y sin tu despedida irme.
Tocarte y no sentirme, sentirme y apartarme,
un empujón darme, podrías echarme.

Pero tu pasividad me mata, me rompo el pecho por tu ser,
e ignoras lo que siento, quemas mis adentros.
Y esperando respuestas a mi locura, miro a tu cara de Luna,
cara que no refleja daño, inexpresiva, como lo fue antaño.

Y muere mi alma al verte con otros, muero,
y lleno de pena el olvido, de olvido llenas mi lamento,
puesto que no se decir lo que siento, no lo entenderiás,
podría decir que te quiero, y ni en responderme tiempo perderías.

13 may 2010

Príncipe del silencio.

El límite de mi alma será el infinito,
y en el infinito conjugados los te quiero,
en pretéritos indicativos del adiós.

Los no sé, quizás, se perdieron,
se fueron para no volver.
Las dudas quemadas, el triste amanecer,
de negras nubes cubierto, llora.

Y suspira el viento, pasa el aire por mi andén,
que sólo paran almas inquietas, almas fúnebres,
de amor desconsoladas, sin otro motivo que morir.

O sufrir por miedo a recordarla,
a mi vera siempre el adiós,
príncipe del silencio que te espera,
sin encontrar refugio en el perdón.

Caminando por tenues destinos, dados a caer,
y en el camino perecer, ahogados de lamentos,
que no entienden de presiones externas,
solo de emociones, sentimientos y creencias...

7 may 2010

Soledad del ayer.

Por que en soledad vivo, en soledad encalló,
y aún cayendo mancho el cielo con mi sangre.
En soledad vivo, y pervive el ser,
sufriendo lloro, lo que fui ayer.

Y rememoro el tiempo, pasado por mi piel errado,
falló el alma al querer.
Soledad que viene sin ver, y ciega cae,
soledad del ser fiel, soledad sabor a hiel.

Aún mandando la galera,
de llama y ferro, tensó mi sien,
soledad que viene cual la ola...

y chocando rompe, costillas y saber,
no encallada a mi pecho llega,
la maldita soledad del ayer...

30 abr 2010

De luto vestido.

Palabras burdas certifican su niñez,
fingiendo ser persona, sin nada que ser quedaste.
Creyendo, cayendo en la tierra del olvido,
tu solemne farsa, de su peso caerá.

Chocando contra el estrepitoso suelo del cariño,
cautivos en ti; mis besos, no vivirán.
Ahogados por las manillas de tu tiempo,
que sí, que no, que tal vez quizás.

Y ante la duda sufro; te extraño,
remando sobre algodón tu recuerdo,
impregnado en mi piel tu olor.

Y remando contracorriente el daño,
que ante mí se revuelve, de luto vestido,
y en duelo tu suspiro, doliéndome tu amor.

27 abr 2010

Cosas tristes; hablemos de amor.

Hoy quiero hablar de cosas tristes, no me apetece ser feliz.
Hoy Cupido me dio las alas, para que fuera por ahí...
Hoy he salido de mi casa, me encontré aparcado al amor,
le pregunté que si pasaba, y me dijo que no.

Que no quería hablar de cosas tristes, sólo quería volar, en tu colchón,
que temía, al odio, al espanto, que quería otra canción de amor.
Que sufría al verme sólo, sólo quería, verme sólo yo.
Y sintiendo como se iba, me dijo; hazle una poesía al amor.

Y le dije que no, que ya era bastante con aguantarle sin resquemor.
La dije que no; no quiero besarte, quiero seguir triste hoy...
Hablamos de cosas tristes, siempre que hablamos de amor,
y me resulta ya de chiste, siempre la misma emoción.

Se perdió el calor de un beso,
se fundió el frío y el dolor,
nadie comprende que no busco eso,
llámame raro, yo lo llamo amor.

Creyendo tenerte.

Se me clavan tus miradas en la espalda,
y en tus ojos los punzantes vidrios se derriten.
Creyendo tenerte corro, me alejo,
te echo de mi lado y lloro.

Quemas lo que tocas cuando en mi piensas,
cuando en ti pienso, quema el aire mi boca,
reseca mi garganta, de gritarte que te gires,
para verme de frente y yo observarte.

Me pierdo entre suspiros mirando el reloj si no llegas,
y si llego primero, me pierde la espera,
contando los minutos que me quedan, hasta volver a dormir.
Perderme en tu pecho, en tus suspiros...

Darle mi aire a tu miedo, que sólo llega cuando te vas,
y nos alejamos, y no nos vemos...
y queriendote muero sin tu aroma, me embriaga tu ser cuando estás,
y queriendo serte fiel me abstengo de mirar si quiera,
no vaya a ser, que llegue a ver que te vas.

24 abr 2010

Presentación del libro en San Martín de la Vega

La presentación del libro empezó alrededor de las seis de la tarde, en San Martín de la Vega, una localidad cercana a Madrid (unos 30 km), en la que se encuentra el afamado parque de atracciones Warner.

Cañete junto con sus ayudantes llegamos cerca de las cinco de la tarde para poder preparar el escenario, que más tarde presenciaría la presentación libro. Cargamos con los ejemplares por toda la calle hasta llegar al están mencionado, muy humilde, pero que gracias a nuestra ilusión, y sobre todo a la del escritor, el ambiente que se respiraba era perfecto.

Como ya he dicho el día empezó alrededor de las seis de la tarde y, aunque la feria estaba muy concurrida y la gente se acercaba nuestro gran amigo Cañete, expedía nerviosismo por todos sus poros, y no solo el si no todos los que allí nos habíamos congregado para ayudarle. La aceptación fue sorprendente, la gente iba y venía y todo el mundo se paraba, incluso con alguna que otra autoridad, entre ellas, la Alcaldesa de San Martín de la Vega, Carmen Guijarro, que incluso, compró un ejemplar del libro.

Además a lo largo de la tarde nuestro Poeta más ilustre, intercambio libros y alagas con los demás escritores allí presentes, a destacar, Alberto Fernández Jimeno, un hombre amable que nos regalo un ejemplar de su libro firmado "La octava Ana" del cual escribiremos una reseña cuando Cañete se lo lea, cosa que hará en breve.


Otro autor allí presente fue Gloria Guirao Godínez, que también nos regalo un ejemplar de su libro "La guarda de mis besos", con el que aremos lo propio.

Por lo demás la presentación transcurrió con total tranquilidad, y con una afluencia memorable. Por mi parte decir que en primer lugar gracias a todos los que acudisteis a la presentación, y a los que habéis apoyado esta iniciativa desde el principio y a los que os unáis ahora daros la bienvenida; y en segundo lugar, animo Cañete sigue así y pronto tendremos un segundo libro, y te veremos como un poeta consagrado.

Dirección del cuerpo técnico del diario del perdido (Javier López.)









El autor:


Nervioso es un eufemismo al lado de cómo me sentía ayer a las tres de la tarde. Notaba como mi cuerpo veía llegar la hora, no había nada preparado, y al igual que en la visita al Mirasur, confié en que mi capacidad para improvisar me sirviera para salir victorioso una vez más… pero algo me decía que no. A las 5 de la tarde, no aguantaba más tiempo esperando la hora señalada, y decidí bajar al “Pasillo Verde”, lugar donde se situaba el stand, el lugar de la presentación, el punto donde se pone a correr el reloj de mi carrera literaria. La jornada comenzó antes de las 6, puesto que estaba todo preparado ya, y necesitaba ver la reacción de la gente, no podía estar parado más tiempo. A partir de ahí, todo se volvió más simple, por fin conseguí relajarme, y hecho todo un poeta, me saludé por igual con viejos y jóvenes, mujeres y hombres, vendedores y vendidos… recibí la visita de la alcaldesa; Carmen Guijarro, y de la Concejala de cultura de San Martín de la Vega, al igual que otros representantes del ayuntamiento municipal. Así como la visita de libreros, representantes de alguna editorial, autores presentando libros al igual que yo…

Una vez más, la gente me ha demostrado que este sueño se puede seguir soñando, que esta batalla no ha hecho más que empezar, y que si el tiempo quiere, mi poesía seguirá creciendo entre vosotros. Muchas gracias a todos, y espero que no sea la última vez que nos veamos, puesto que el segundo proyecto ya está preparado, y si sólo saldrá a la luz, si vosotros queréis. Un abrazo, y gracias por todo .








Fotos tomadas por Javier López Gismeros.

22 abr 2010

Impresionante acojida del Colegio Mirasur.

Muchisimas gracias a toda la gente del colegio Mirasur por la impresionante acojida que me han regalado, me habeis hecho sentir como si volviera a casa, gracias de todo corazón.

20 abr 2010

Con el humo de un suspiro.

Con el humo de un suspiro,
en tiempos de guerra robado.
Quizás encerrado en su piel,
loco sin razón por su querer.

Mestizo de luz y sombra el viento,
recorre tu adentro, como el vil lamento.
Queriendo volar; salto.
Sin querer caer, reviento.

Y busco esa poesía,
la rima preferida por tu ser.
Saliendo el Sol cada día,
arrojando luz a mi querer.

Encontrando algo que hacer en esperar,
cansadas de remar tus manos,
motivadas por no verme más,
con el humo de tu suspiro... no quiero más.

Lucha.

Encerrada en la cárcel,
día tras día; suspiras.
Y crees que hoy cambiará,
pero sabes que volverá.

Y de su mano anclada la tortura,
de tanto que te amó, perdió la cordura,
si se acerca cambia tu postura,
poco a poco, consumida por la locura.

Y no hay quien os separe, a ti y al dolor,
ha perdido el color tu mirada,
encerrada en tu casa, tu alma,
en la cama, los golpes de quien ama.

Ven, yo te abrazo, yo te salvo.
Falta de amor, bajó tu dignidad al cero.
Y sin ganas de vivir les mientes;
no son golpes, sólo accidentes.

Le disculpas con dolor, tu corazón
no puede más. Exprimiendo al máximo
el amor, sólo queda llorar.

Suplicarle que pare... mas nadie le para,
la ley te dio de lado, sólo te queda luchar.
Y por luchar, sacaste tu vida adelante.

Tu hijo no volvió a preguntar por que te hacia llorar,
no hubo que mentir más. Que a él se lo lleve el aire,
¿a ti que mas te da?
Por fin ya eres libre, el resto da igual.

No te olvidé.

No olvidé cada momento a tu lado.
No, no lo hice.
Por olvidar, quedó atrás el tiempo sin respuestas,
alrededor de aquel café.

La calle que cruzamos de la mano,
el banco en el que te encontré.
No olvidé el primer beso,
en el parque del saber.

No lo olvido, no te olvido.
Todos los momentos que pasamos,
el niño aquel que fui,
o nuestro tacto en la piel.

Mi boli en tu mano, escribiendo
aquello que leí.
En tu portal anclados,
no olvido lo que para ti fui.

No nos olvidamos, no se olvida a quien se quiere.
Tus huellas impregnadas en mi piel,
tus manos en mi pelo también,
las mías en tu espalda, tu amor...
no lo olvidaré.

16 abr 2010

Pompas.

Rompo pompas con la voz.
Busco recuerdos en la piel.
Lloro si te veo dormida,
iré en silencio, no te despertaré.

Burbujas que se marchan con el paso
de los años en tu espalda ancladas.
Pompas que se van con el tiempo,
que las mueva quien quiera.

El agua caliente subiendo por los pies,
ahogado me muero, sin tu ardiente menester.
Buscando recuerdos en las pompas del ayer,
queriendo ser marinero, en tu barco de papel.

Y mi boli eligiendo, a quien a de querer,
yo sin hacer caso al profeta otra vez,
buscando en las pompas los recuerdos del ayer,
pompas que mienten, no recuerdan tu piel...

Amado blanco.

Una excusa más, de tu por venir.
Te quiero princesa, no se vivir sin ti.
Remando la veleta, que una vez crecí,
en aquel parque la vi...

Me despierta por las noches,
me llama porque si.
¿Que quieres cariño?
Dice quererme a mí.

Locuras del borracho que bebió
hasta el amanecer. En aquella
barra la conocí, y no me separé jamás.
Ningún verso plasmará lo que la quiero.

Si la pego es por ti, las otras
en mi cama, no se igualan a ti.
Mi matrimonio, mi hijo; amado blanco,
¡todo para ti!...

"Por que todo lo que te queda es ficticio,
triste y solo cocainómano, perdiste los estribos,
arrancaste de tu vida lo querido,
vendiendo tu alma al diablo... por un misero gramo"

9 abr 2010

Morir tras de ti...

Dejo la puerta abierta tras de ti,
cierra cuando marches,
pasando por el arco,
que una vez nos vio besar.

Mantén la mirada firme,
no desvíes tu camino.
Desamparado en mi sillón,
con una copa, al fuego esperando.

Se presentó sin llamar a mi puerta,
tu pelo, al aire, se fue,
llegó soledad, y tiernamente,
la abracé cuando entró en mi ser.

Coge lo que quieras de mi casa,
y deja la puerta cerrada tras de ti,
que no quiero que entre la corriente,
no quiero a la muchedumbre aquí.

Clavando puñales de amor,
a mi triste alma carmesí.
Y morir creyendo que no te has ido,
aún apenado, morir sin ti...

7 abr 2010

23-04-10

Hola a todos, confirmamos la fecha de presentación del libro; "El Diario del Perdido, la antología de aquel que se sintió solo", para el 23 de Abril de 2010. Tendrá lugar en la feria del libro de San Martín de la Vega, alrededor de a las seis y media de la tarde. Espero poder disfrutar de vuestra compañia alli, un abrazo.
Cañete

Fingiendo ser feliz.

Tiempo interno, externalidades prematuras.
Vida que se fue, paseando por la orilla,
y surcó los vientos de poniente en su veleta,
apareció encadenada al profeta que me dijo;

quieres ser distinto, sin saber cambiar el tempo.
Quieres tocar el cielo, y no llegas ni saltando.
Puedes ser sincero, esconder el sentimiento,
más listo es el tiempo, lo acabarás sacando.

Yo supe que no, que no cambiaría,
amor de mediodía, de horas en tranvía.
Y quiero su pulcra piel, quiero su pureza,
fingiendo ser feliz pierdo la entereza, y muero...

4 abr 2010

Un loco.

Hay un loco en mi calle.
Un loco como otro cualquiera,
que se fija en cada detalle,
que ama a quien le quiera.

Ese loco va diciendo,
que el mundo está perdiendo,
todos los valores que un día conocimos,
la cordura que una vez vivimos.

Cada domingo al amanecer,
se viste para ir a misa,
rogar a Dios por sus plegarias,
pedir perdón por sus pecados.

Es un loco muy normal, que una vez me dijo;
no te fíes ni de tu padre.
Ese loco al que nadie escucha, pero al fin y al cabo,
son los locos los que encierran la cordura...

Siete.

Siete veces rompí a llorar.
Siete los sueños que quise cumplir,
siete lágrimas que no verás derramar,
siete amores ingenuos por ti.

Siete las veces que me rechazaste,
siete las veces que me levanté.
Siete los infiernos si no te tengo,
siete mares fluyendo de amor repletos.

Con siete nombres me conocen,
en siete sitios me recordarán,
siete las estrellas que te regalé,
siete Lunas por ti bajé.

¡Ay pequeña mía!
Siete son los besos que me dio tiempo a darte,
siete las veces que a solas nos encontramos,
y siete son las veces que te quise querer.

Como siete los destinos, siete cachos del pastel,
siete es divino, siete es el ser.
Siete es el vino, siete mi querer.
Siete mi destino, tú, siete también.

La sigo echando de menos...

Ella besaba mi mano,
y esta sangraba abundantemente.
Llevo mucho sin verla,
y su ausencia me destroza el alma.

Siete años amándola en silencio,
permanecí contento observándola.
Cada uno de sus movimientos me agrandaba,
cada palmo de mi triste alma.

No la olvido, por que no se fue.
La sueño cada noche, por que la amo.
Y la recuerdo, y su recuerdo me mata.
Pude tenerla y no fui suficiente.

Se merecía un hombre, no un cobarde.
El caballero que no supe ser.
Se mereció las siete palabras que a otras dediqué;
te quiero, te amo, sin ti moriré.

Y aun trascurridos siete meses del adiós,
que con dolor te di, sin ganas de mirarme tú,
y siete vidas tendré que vivir,
para olvidar tu olor.

Cuando me tocabas un mundo, rozaba
mi espalda tus labios, tus manos mi pelo.
Las mías tu esencia, mis labios en tu cuello...
recordando con pasión lo que quise vivir me muero...

31 mar 2010

La muy cabrona.

No tiene tregua la muy cabrona.
Y me mira y se rie, y mis ganas de matar afloran.
Su risa burlona me destroza,
mi impotencia me amarga la existencia.

Siempre aparece cuando todo va bien,
cuando me olvido de ella,
aparece para recordarmelo;
Cañete, eres humano...
y vuelvo a caer.

Así todos los días, no da tregua alguna.
Piensa, corre, actúa.
Acciones varias, reacciones muchas,
repercusiones ninguna.

Pero no quedará así cariño,
tu pones la fuerza, yo pondré el coraje.
Y saldré victorioso una vez más.

Por que por más que me caiga,
por más que me levante,
¿siempre estarás jodiendo verdad?

El sentirte mía.

¿Por que tarda tanto el tren?
En hora punta lo cogí quizás.
Esperaré hasta las tres,
a ver si le veo pasar.

Y contando minutos se me pasó la tarde,
¿las doce ya?, que de tranquilo alarde.
No tiene prisa parece el tren,
¿no volaba como dicen?

Se hacen torpes las facturas,
los recibos que pasaste por esperar de pié.
¿Que porqué esperé? Eres joven para saberlo.
O quizás torpe, quizás ingenuo.

¿Esperó aquel a que cayera la manzana?
¿O cayó sin más, y lo aprovechó?
¿Le pregunté a alguien si ella me amaba?
¿O esperé quizás, para averiguarlo yo?

Ay amor mío, mi canción favorita tu risa,
y siempre con la radio acuestas.
La brisa me la entrega tu pelo,
y siempre pierdo en las apuestas.

¿Será lo mucho que te quiero?
¿O mi poca puntería?
Serán por mi espalda tus dedos,
o quizás el sentirte mía.

Lo simple, el final.

La simpleza de un beso,
y la grandeza del universo.
Infinito el cielo, sin temor alguno,
entrecerrando los ojos lo observo.

Y tembloroso bebo de su manantial de vida,
cada bosque, cada ser.
Tan ardua la vida, simple la muerte,
lucharas aunque no puedas moverte.

Es el egoísmo humano, nos viene en la sangre.
Tan simple lo infame, la falta de cordura.
Desde lo alto se nos miente,
ocultando la sinceridad.

¿Y en que pienso cuando veo a la Luna sola,
alejada de mi mano...? recuerdo que soy humano.
Y que por muy alto que vuele, la muerte ave rapaz acecha,
a la espera de mi último aliento, pendiente de la fecha,
predispuesta a mi nacimiento acordada.

27 mar 2010

¿Así me lo pagas?

Uno más en tu cama, basura barata
que no dará de que hablar.
Una noche más, nada de particular,
tu rutina, amar sin ganas.

Memeces, idioteces, soltaste en nuestra cama.
Te quiero, te amo, no importaba nada.
Pasión descarrilada, vacía, pesada.
Frustrada por tu ansia, por tus fiestas macabras.

Sobre el colchón, que te dio cobijo.
Sobre el corazón, ¿acaso yo no elijo?
No tengo voz ni voto, lo convertiste en un suplicio.

Cada vez más rutinario, más empalagoso.
Sabiendo que me engañas, y negándolo; fui tonto.
Me calaste bien calado, ¿y así me lo pagas?
¿Te abro mi alma y así me lo pagas?

Esto terminó, en el instante en que besaste,
a aquel ser, obsceno, pedante.
Metió sus zarpas donde no le pertenecía,
me rompiste el corazón, y ahora no veo la luz del día...

Supón que te quiero.

Supón que te quiero,
un suponer, un querer.
¿Me mirarías igual si te quiero?

¿Y si te arranco la ropa de un mordisco?
¿Como te lo tomarías?
Y si cojo, te miro y te beso...

Arranco tu sonrisa del sofá,
y con café charlar un rato,
discutir sandeces, nada importa a tu lado.

Pasear de la mano del viento por el parque,
salir a Madrid, sin nadie que aparque,
¿que me dices si me lanzo a abrazarte?

Mi casa, loca sin tí.

Procurando no hacer ruido,
olvido que hoy estoy solo en casa.
Sin nada que decir, las puertas
al unísono se cierran en mi cara.
Al verme pasar tiemblan,
y con recelo enmudecen.

Y mis ventanas comenten locuras,
creyendo volar se lanzan al vacío,
y esparciéndose en pedazos sus cristales,
mueren contra el suelo de cartón.
Las paredes murmurando en lo bajo,
saltando por la cama el sifón.

Y la cocina no es lo que era,
yéndose de fiesta con el salón,
mi casa, loca por tus venas,
sentada la cordura en mi sillón.
Muriendo de frío, sin ti estamos sin fuelle,
esta triste casa, y yo.

24 mar 2010

Si no la quieres, márchate de aquí.

Dos colores, un sentimiento,
desde el momento que nací lo pienso,
madre, padre, patria, consuelo.
No comprendo las faltas de respeto.

Si no te gusta, márchate.
Si no la quieres, quédate.
Mas no la ensucies con tu nombre,
si notas que sobras, se un hombre, lárgate.

Es tu padre, con insultos lo tratas,
te dio un hogar, ¿y así se lo pagas?
¿No te da vergüenza, ser así?
Si no la quieres, márchate de aquí.

No necesitamos gente que destruya,
lo que con sangre costó construir.
No manches su nombre, respeta sus colores,
si no la quieres, márchate de aquí.

Poeta de la Vega.

Parte de la vida que busqué,
entre sierras, montes y valles.
Paz precavida en cada detalle,
bosques, matojos de aire.

Poeta de la Vega, que ama su tierra,
la hecha de menos cada vez que se va,
si se aleja un tiempo, para extrañarte.
Tanto me dio mi pueblo, que perderlo me mata.

San Marcos, observando la contienda,
es la lucha contra el pasado,
mi legión de amor al arado,
que contra el clima luchó con honor.

No sucumbió a riadas pasajeras,
y con sus defectos lo quiero yo.
Y encallado en la orilla del Jarama,
San Martín de la Vega, se alza con honor.