¿Y si mañana renunciara a todo aquello que equilibre la balanza?

27 ago 2011

Siempre ella.

Revélame el secreto que tus manos esconden,
como cambiar esta veleta sin tocarla, como hacer al viento correr.
Dime como consigues deshacer cada horizonte,
diluir en tu saliva cada gramo de aquella miel que te entregaron…

¿Dónde se oculta aquella fuente que me prometía juventud?
Y libertad, ¿dónde queda? Lejos de esta atmósfera, lejos de esta esfera.
Hay quien la espera sin retorno, pausando su recuerdo para verla más de cerca,
hay quien muere esperando sin saber que no vendrá.

Pues es la idea que tenemos la que un día nos destrozó,
aniquiló cada recuerdo, lo dejó todo a su amor.
La dimos versos que tanta tinta derramaron como lágrimas cayeron por ellos,
y ahora, a oscuras, rememoramos aquel tiempo en que fue nuestro su corazón.

Pero no queda compasión, y el recuerdo se desvanece,
quedando sólo con nosotros aquella vaga ilusión, aquella sin razón,
aquel pedestal; una distorsionada realidad que nos hace subirla al altar.
Y aunque un día vuelva, y siga siendo la misma, jamás volverá a ser quien era.

Pues ahora es ella, es Daniella o Guiomar, es la musa del poeta, es la triste soledad.
La maldita realidad que cada noche nos atormenta, que nos recuerda quizás que un día volverá.
Con otra piel, con otra voz, con otro rostro… pero su nombre, hoy por hoy, ya forma parte de nosotros.

Y cada historia una novela, cada amor un desaliento.
Entre las estrecheces de este tiempo me consumo lentamente…
Cada ilusión un nuevo fracaso, pero su nombre viajará más allá de aquel momento,
pues es la inspiración que da nombre a cada lamento.

Poeta, siendo sincero, eres al dolor lo que es el agua al viento.
Debes a un instante, cualquiera de tus buenos momentos.
Siendo sinceros, la quieres, aunque ella no es para ti.
Hay amores imposibles que hoy por hoy serán tu porvenir…

¿Quién la dijo que no era ella? Siempre bella, siempre ella.
Ay Daniella… si acaso existieras, ¿como sería estar contigo?
Quizá demasiado fácil, quizá demasiado bonito para mi gusto.
Pero siempre será ella… (y un lamento se escapa entre sollozos de socorro).

25 ago 2011

Carta a mi yo de veintitrés años.

He aprendido a sentir la brisa del mar en cara de otros, a sentir el dolor en puertas ajenas, en ser amo y señor de cada lágrima que cae…
Nunca he entendido cuanto dolor puede causar una sola palabra, un quizá no volvamos a vernos, o un quizá no quiera perderte.
Aunque quizá nunca entendí realmente su significado, nunca supe ver cuanto daño he causado, ni supe creer en aquellos fantasmas que recorrían mi pasado.
Este más siempre resta, me cuesta cada vez más seguir fingiendo, volver a ser lo que era, volver a ver las cosas de aquella manera tan caucásica.
Quererte fue mi perdición, mi gran veneno. Y lo siento si te quiero, pero me cuesta ocultarlo.
No hay con quién pueda hablarlo, no hay quien pueda sentirlo, el alma de un poeta generalmente recorre caminos sin sentido.
Pensé tocar fondo entre aquellos prados melancólicos, astronómicos y robados, en el tiempo encasillados que robé a mi familia.
Tiempo en el que decidí dar paso a un futuro sin pasado, a un nuevo “buenos días”, a un quizá no se ha marchado…
Mis amigos me pidieron y rogaron que te olvidara para siempre, me exigí volver a verte, volver a sentirte tan cerca que casi pudiera olerte, volver a quererte como antes lo hice… pero no puedo, incluso aquello que fue inmenso se me queda corto.
Fuiste la esperanza de un corazón roto, y ahora no sé como decirte que me duele ser el otro, esa triste historia que ninguno nos hemos parado a explicar, ese adiós desconsolado de quien espera naufragar entre sus propios sollozos, mira, hoy hablo de amor por que siento que es al único sentimiento que aún le importo.
Sé que no soy lo mejor que ha pasado por tu puerta. Mi físico deja muchísimo que desear, y mi alma sigue siendo un poema.
Mis penas recorren en la distancia, en la lejanía, cada camino que intenté trovar, descubriéndolos ennegrecidos.
Sé que no lo entiendes, pues ni si quiera yo me comprendo.
Seguramente nadie lo haga, pero esto es lo que siento, y siento no poder decírtelo a la cara, como tantas otras cosas te he dicho. No me perdonaría volver a perderte, más aún sin saber lo que sientes, no te imaginas cuanto te debo, ni cuanto te quiero, ni cuanto me duele no poder volver a verte…
Pasé página hace tiempo de aquella historia en la que pasé de verdugo a víctima con la consecuencia de los meses, tengo tanto que contarte, tanto que desahogar de este alma que se encalla en una fe que aparece como única esperanza…
Hay una frase de mi gran amigo Tiziano, que sin duda encaja con lo que es mi presente hoy en día; Porque solamente el caos de la retórica, confunde y modifica la coherencia histórica, y porque Dios me ha sugerido que te perdonara, y lo que dice Él, yo lo hago”.
Mi camino ha sido marcado siempre por un interior que no comprendía, una confesión diaria ante un ser que está demasiado por encima como para poder tocarle.
Quizá por eso halla tantas cosas que no entiendo, quizá por eso aún te quiero, quizá por eso no acepto que no seas mía…
Dije que habría un segundo asalto, y así será, pues no tiendo a equivocarme, aunque la gente no tienda a escucharme.

“Y vida mía que me has dado tanto, dolor, amor verdadero, todo. Mas gracias a quien sabe perdonar, siempre la puerta, a mi edad…”

Hoy por hoy, el simple hecho de seguir caminando por estos parajes tan extraños me da fuerza. No estoy mal, no es como antaño, hoy nada me rompe la cabeza.
Los recuerdos han dejado paso a un futuro que se las promete duras, pero gracias a mi constante fe, a mi esfuerzo, y sobre todo a mis vivencias, es un futuro que se acerca mucho al que siempre había deseado.
Ahora toca comenzar de nuevo de cero, volver a ser un niño en las manos del tiempo, una marioneta sin guión, patrocinada por un imposible te quiero.
¿Sabéis qué? Aún hoy por hoy no entra en mi cabeza la palabra; descanso.
Sigo sin servir para estarme quieto, mucho menos cayado.
No soy ese chico hiperactivo que siempre te está martilleando, soy más como el agua en el desierto, que aunque no se vea, siempre deja rastro a su paso.
Afronto con ganas esto que me toca, siempre solo eso sí, y no por eso me quejo.
Mis amigos tienen la mayoría un camino igual de empedrado.
Mi familia… soy adolescente, es imposible que me dan más de lo que ya me han dado.
Y el amor, en fin, dejémosle tiempo para respirar, que él decida cuando aparece, no tengo ninguna prisa.
No quedan rincones por los que este nuevo yo halla pasado, a ver que tal se da viejo amigo, nos vemos dentro de unos años, veremos como has cambiado.

Carta a mi yo dentro de cinco años; ésta es tu situación, y así te la he contado, cretino ;).

24 ago 2011

¿Qué sería de mí?

¿Cómo sería hablar de amor sin preguntarse quien pudiera?
Atrapado en esta tierra que me hiere y me conserva.
¿Cómo sería mi mundo si estuviera cerca?
Ese sentimiento, que me ahoga, que me aprieta.

¿Cómo sería el desvanecerse a cada instante, sentirse navegante
de universos infinitos?
Querer arrinconar al alma en un establo, para que nadie más escuchase nunca tus gritos.
Y perderte entre fragmentos de un pasado que hoy por hoy te quema.
¿Cómo sería sentir morir, si alguna vez te perdiera?


¿Y con los sueños? ¿Qué pasaría si pudieses conquistarlos?
Si a cada hora pensara que prefiero no despertar a tan sólo recordarlos.
He improvisando llegaría la mañana entre mis mantas,
arropado con la soledad que dejaría tu marcha de mi lado.

¿Qué sentiría con un beso de tus labios?
El tacto y tu calor, el sentirnos abrazados.
Saberte mi mitad yaciendo al otro lado de la oscuridad, siendo aquel amor robado.
¿Cómo sería perecer sin sentir que se ha acabado?

Y el levantarse cada tarde aún estando machacado, el sentir placer con un desprecio bien llevado.
¿Cómo sería recaer en el mismo error que ya has perdonado?
Volver a ver, volver a oler, ese aroma que te haga enloquecer, y caminar.

Sentiría seguro ese ardiente deseo de pensar que eres mía,
o quizá la agonía de verte de otros brazos cogida.
Sentiría el desprecio hacia cualquier otra locura que no fuera perderme en tu pelo,
sentir tus dedos entrelazados con mis dedos, quemarme tu fuego, y volar.

¿Cómo sería mi mundo si estuvieses cerca? Si quizá dejaras mi libreta repleta de versos con tu nombre, haciéndome sentir un niño desconsolado.
¿Cómo ocultaré mi sonrisa si te viera? Si sintiera tu mirada detrás de mi cabeza,
si sintiera como tu amor nunca más se aleja.
¿Qué sería de mí si ese amor nunca encontrara?, si me perdiera en la mañana, si muriera en el ocaso… de la soledad.

21 ago 2011

No ha sido un error.

No fue un error, eso diré cuando me pregunten por qué me empeñé,
por qué no rompí con todo aquello que me mataba,
por qué puse mi fe en su nombre, por qué su voz se convirtió en mi destino.
Aunque no sea mi estilo ni mi tipo, aunque quizá yo no pintase nada allí.

Aunque nunca me acepte a su vera, aunque me haga morder el polvo que en aquel lugar era abudante.
Aunque sus séquitos me miren de reojo, sus súbditos con asumbro, y sus fieles ni lo hagan.
Aunque una tormenta intente desplazarme a un lado, aunque duerma entre charcos,
y el sol convierta mi espalda en negro carbón.

Inamovible, impasible ante lo que era una realidad; quedaba algo por lo que seguir creyendo, por lo que seguir luchando.
Una última esperanza que me devolviese a la arena, al campo de batalla.
No sirvo para estar de brazos cruzados, lo siento.

Y así fue como ocurrió todo esto, una promesa de no perecer, portar la que fue su cruz hasta su propio terreno, y así, agradecer todo lo que hizo por mí.
Nunca me acerqué por su casa, aunque se donde vive.
Decidí recorrer los lugares por lo que transita a menudo.

Rodeado de aquella marabunda, me di cuenta que no soy el único que así lo siente.
Me dejaron mudo por una vez, no sabía que decir a todos aquellos seres humanos,
unidos por una misma idea, tan gloriosa como divina...

En esta semana, sin duda he aprendido mucho más que en muchos años de revoluciones subnormales y noches bohemias.
Encontré mi lugar, sólo puedo decir que echaba de menos ese sentimiento, ese calor...
tras mucho cavilar, puedo aceptar por fin que creo sin practicar,
y que le debo una bien grande, ya veré como se la devuelvo.

18 ago 2011

Una cama de esperanzas que me desarropó de madrugada.

El ayer se compuso de versos incompletos. Momentos infelices en un mundo paralelo,
creado solamente para disfrutarlos; aprender y crecer, intentando mejorarme.
Sentí que el tiempo se cerraba en mi contra, como las horas que pasaban contra mi reloj constante, miraban impacientes como un imprudente corazón, se aniquilaba al escribir poemas sin compasión.
La composición se convirtió en mi pericia, y mi esperpento fueron las miradas llenas de envidia.
Y cada día diluía mis lágrimas y mis penas, intentando encontrar algo que me ayudase a lidiar con ellas.
Busqué en el infierno de un niño demasiado endeble, encontré sin embargo a gente que no me quiso.
Intenté por todos los medios dejar de ser yo mismo, y me di cuenta, con el tiempo, que los errores cometidos me cambiaron; ahora soy un triste corazón desahuciado, medicado contra penas que un día me marcaron.
Hipotecado, le debo toda una vida al destino, que rió cuanto quiso de aquel pobre niño.
Y ahora, convertido en hombre; observo el ayer desde este cuarto metido.

Este hoy se exhibe entre pinceladas de amargura y retales de felicidad pausada, en un stand by que de la realidad me separa.
Las ilusiones se arrinconan en una esquina, mientras mis vecinas (fe y esperanza) bajan a mi cuarto y me abrazan.
Sigo creyendo en el amor, aunque no sea aquel chaval blandengue.
Ahora soy mucho mayor, y mi grito aún más fuerte.
Hoy en día no me hace falta anunciar mi mente, simplemente, la gente que me quiere pregunta que ha pasado por ahí.
Nadie me entiende, yo lo comprendo. Hoy en día lo diferente te demuestra lo incierto, y así lo acepto, soy un ser incomparable, ante cualquier realidad tan detestable como cierta.
Las cosas son como son, no puedo cambiarlas ni bailar a su son, tan sólo intento pasar inadvertido, siendo tan atrevido que nadie me mirará jamás.
Y juzgarme es gratuito, debe ser divertido hablar sin saber que hay detrás de estas palabras que hoy me dedico.
Puro egocentrismo, maniobras de escapismo que esta tarde pongo en práctica.
Y ahora, buscando ser yo mismo, observo este presente que me tiene consumido.

Aquel futuro que luché, cambió de repente, rompió los planes que tenía con mi mente, y ahora ya no sé que hacer, si luchar por aquél, o improvisar sobre este.
Entre ayer y hoy se encuentra mi mañana. Una cama de esperanzas que me desarropó de madrugada.
Quizá mañana ella de nuevo vuelva y aparezca, mañana hablaré de amor pues es la puerta que dejé abierta.
Conseguí aprender a vivir sin daños, para tener aquel futuro amoldado, acompañado en todo momento de mis allegados, mis amistades, mis dolores, y recuerdos malsonantes.
El futuro se presenta tan lejano y extraño como se presenta imaginario el final feliz.
Si debo aceptar que aprendí a mentir para sonreír, si no me puedo quejar, pues las buenas noticias día tras día llenarán mi paladar, pero mi incapacidad para conseguir lo que siempre quiero, harán de mí un desasosiego, intentando crear un futuro que no tengo.
Y ahora, intentando comprender un presente que me abruma, buceo en un futuro que espero vivir sin ataduras; del corazón.

17 ago 2011

Restos...

Crujió la noche, como crujían los cristales que mis pies descalzos martilleaban.
Restos de la ventana que destrocé a pedradas buscando un "buenas noches",
restos de un corazón helado consumido por un alma congelada.
Restos de las tinieblas que un día secuestraron tu cama.

Encallado en el apogeo de mi mente, busqué indiferente; resquicios de bondad,
lugares ocultos donde poder perderme, cualquier habitación presuntuosa y valiente.
Y entre tanta gente morirme no fue posible, aparentar una certeza que la duda consumió,
una firmeza doblada por los golpes, por la fuerza del aire, por un Dios que se ríe de mí.

¿Dónde quedan ahora mis valores, mi lógica estrófica y mi fuerza de voluntad?
Si el olvido es la solución, pero nadie me enseña como llegar...
¿Como ignoro algo que me apresa cada día, aún sabiendo que es mentira, siendo conciente de que es inviable? ¿Como me olvido de tí, de mi ángel?

No cerré ninguna puerta en ese instante, esperé paciente a que tus labios decidiesen llamarme.
No caí en ningún amor últimamente, el tuyo se mantiene latente, deja patente su fiereza.
Perdón por mi torpeza, quizá pasada o quizás insignificante.
Perdón por querer mantener algo inexistente ahora, improbable antes, inviable en un futuro que me aterra lejos de tí...

¿La verdad? Estoy obsesionado o enamorado, aún batallo con mi corazón y mi mente para que se aclaren entre ambos, y termine esta tortura con resistencia numantina.
Las casualidades, gamberras todas ellas, me siguen recordando que sigues ahí, no me dejan alejarme, tanto las odio como tanto las debo.

Si nadie me lo explica quizás es porque nada existe, quizá porque nada es verdad.
Quizá sólo yo puedo luchar esto, o quizá me deberían encerrar en un loquero,
mi cordura va fatal... los restos de un recuerdo reflejado en mi presente, no me dejan caminar.

13 ago 2011

Partículas del fuego.

Acostumbro a ser problema y solución, una incógnita sin ecuación aparente,
una llama incandescente, un tonto malestar.
Acostumbro a andar perdido entre calles de barro cuando te vas,
cuando tú no estás; acostumbro a saltar sobre el cemento, hasta quedar pegado.

Seámosle infieles al presidio que nos engaña, nos tortura sin pasión, da latigazos de nieve.
Veámosle de nuevo las orejas al lobo, hablemos en susurros para que no nos escuche.
Miénteme; grité entre tanto sufrimiento. Nunca digas que te fuiste sin ningún pero,
que no me echas de menos, que tú olvidaste los recuerdos.

Fue tu manera de mirar, estoy seguro. Tu capacidad innata para quedarte mirando a los ojos.
Fue tu manera de hablar la que me cautivó, quedé segundo. Tu inmensa calidad a la hora de rematar.
Vamos a intentar algo; seamos partículas de fuego. Si ves que nos quemamos reculo,
si ves que nos sumamos, quemaremos a quien nos quiera lejos.

Pero nunca dejes que me apague, menos aún ahora, que me falta el aire.
El oxígeno habitual a mi ya no me sirve, y mis pies no son capaces de caminar con esta gravedad de lo hechos.
Grave gravedad sin duda la que hoy nos une a la cordura, a mí por lo menos.
Soy partícula del fuego porque así me hizo este mundo, pero si ves que te quemo, tan sólo deja que esta lluvia me consuma, y así de fácil desaparezco…

Amores hipócritas.

El hielo recorrerá tus venas, me dijiste mientras marchabas.
El veneno que tu corazón bombea, te hará morir.
De nuevo tu risa de hiena, y tu pena, anclada a un sin vivir.
Me miraba con desasosiego mientras se marchaba diciendo; vuélvete a dormir.

A ti que te gusta eso del dormir, deberías soñar más a menudo con despertar.
Y su voz insistía en destrozarme a cada hora.
Fuiste tú el que se fue, repetía con constancia. Saliste huyendo de mi piel,
cuando yo más te quería, aquel buen día, aquella noche, melancólicos reproches ahora.

Hice lo correcto por que así lo dijo el tiempo; si fue verdad todo aquello, la envidia te corroe.
No caí en aquel juego que tú me presionaste a jugar, quizás usé la lógica, quizá temas de azar.
Con el tiempo, icé bandera blanca, pasé de tu estampa, rememoré otras batallas que ahora no debo contar. Y ahora reapareces diciéndome de hablar…
Aprendí a amar alejado de tu piel.

La desconfianza crea relaciones imposibles, reacciones impredecibles como fueron.
La ignorancia trajo consigo la malicia, y la impertinencia trajo consigo la imprudencia.
Dejamos de hablar para empezar a pensar, descubrí la realidad, y decidí parar.
Vuelve me pedías, aunque tu vida rehiciste.
Vaya, ahora el juego no es el que era entonces, ¿verdad?
El odio me consume una noche más, jugar con un alma para luego naufragar… hipócritas.

8 ago 2011

Se venden universos para lelos.

Se venden universos para lelos, en los que cualquiera podría ser feliz.
En los que las normas desaparecen, leyes físicas y cotidianas se mueren.
No hay explicaciones, pues nadie quiere darlas, y nadie quieres escucharlas.
Se venden universos para lelos en los que se puede empezar de cero.

Hay lugares inimaginables, donde aún existe la mágia.
Lugares tan lejanos que hay quien murió en el intento de encontrarlos,
sitios donde las puertas se abren cuando nadie las toca,
y cuando nadie mira, el cielo, se tiñe de un inesperado azul celeste.

Hay lugares creados para ser admirados, repletos de ilusión y de deseos cumplidos.
De corazones que vencieron a la más cruenta batalla, y con fiereza,
se levantan cada vez que tropiezan.
Hay situaciones donde el ser humano es feliz, sin peros y sin consecuencias.

Existen paisajes dignos de dioses donde jamás habrá manzanas,
ni serpientes, ni tentaciones mucndanas que te aparten de la perfección.
Donde tu propia comodidad sea el único problema,
un mundo donde los poetas habremos desaparecido, en el que el arte habrá perecido.

Se venden universos para lelos, lugares donde el hombre nunca estuvo,
sitios donde sería imposible convivir, el Edén a la moderna de quien busca ser feliz, sin encontrarlo.

7 ago 2011

Fuego.

Hay fuegos que se apagan cuando titubea su llama,
cuando el aire le arropa y le aleja de su inmensa eternidad.
Hay fuegos que se apagan con la más pequeña lluvia,
hay fuegos que no alumbran a la triste soledad.

Fue la flama del amor la que consiguió despertarme,
de un estúpido fraude, trance, de la alquimia.
Hice mágia con cada palabra que te dediqué,
hice desaparecer la lógica, cambié las corrientes del viento,
paré el tiempo de su compás.

Gané la batalla contra aquellos molinos, loco me llamaron por que no supe rezar.
Me quemé con el calor que la tristeza desprendía,
y vio como me movía, con que soltura corría; escapaba de sus besos una vez más.
La llama se tornó en incendio, deshelando el polo, congelando mi realidad.

Búscame entre las ruinas de alguna bella ciudad, entre escombros y cachibaches,
búscame en la oscuridad. Si ves que no me encuentras no grites demasaido,
no me hagas despertar.

He coleccionado en pequeños frascos, retales de tu aroma.
La esencia que me dio la vida cuando tú misma me la quitabas;
fue una tortura, sentir como no pasaba nada entre tanta velocidad,
como el jaleo que provocaba mi malestar, nunca se esfumaba.

Me evadía del dolor recordando el ayer; un ayer dañino que me hacía volver a caer.
Sentir como la envidia acorralaba a mis sentidos, y como el olvido no terminaba de llegar.
Me seguía quemando con cada nuevas sensación, y en mis pesadillas, sólo gritaba fuego; era el fuego de la pasión.

De una pasión que jamás lleno mi alma, me llené de ases las mangas,
para romper con mi ilusión.
Mira como me quemo, como me quema este sol, y este solo de guitarra, como quema mis dedos.
Como hasta el fuego se alejó al verme emanar calor, como con su inmensa brevedad, desapareció.

Fuego gritaba en mis pesadillas, pues tu tacto me quemaba.
Fuego blandía por el día, pues tu número mi móvil quemaba.
Gritaba fuego cuando escribía, pues tu nombre mis dedos quemaba.
Fuego mis ojos desprendían, pues tu recuerdo mi mente hacía arder.
Y tras verte marchar, todo lo que quedó fuego fue, y aún hoy grito;
fuego, fuego, déjame tranquilo desaparecer.

El bueno, el bonito y el barato.

Sean bienvenidos al bazar de ilusiones en el que me encuentro expuesto.
Nadie quiere comprarme por mi baja calidad, por mi alto precio, o por su relación.
No tiene sentido que siga aquí expuesto mucho más, nadie me querrá comprar.
Les deseo una feliz travesía, por el bazar de ilusiones que ahora es mi vida.

Nunca fui bueno cómo para quererme. Preferí ser siempre un potro desbocado.
Ser un demonio de la noche, ángel caído en un mundo que está apagado.
Nunca fui la mejor de las personas, en mi pecho sobra espacio para mi corazón.
La bondad no llamó por mi puerta nunca, y si alguna vez se insinuó,
corrió para no ser atropellada.
Nunca fui el bueno, nunca rescaté princesas, no fui el héroe de ningún cuento,
y decidí con el tiempo, que quizás esa era uno de mis defectos, decidí cambiarlo.

Nunca fui bonito de ver, ni agraciado al tacto.
Siempre fui ese patito feo al que nadie se atrevía a besar.
Pero con el paso del tiempo cambié, y ahora definitivamente, mi rostro asusta.
Nunca fui modelo de felicidad, mi cuerpo nunca revosó hermosura,
más allá de la más burda anchura, mi cuerpo nunca fue de verdad.
Con el paso del tiempo, con la edad, me di cuenta de que nunca fui el bonito,
y decidí cambiar.

Nunca fui barato en cuanto a facilidad se refiere.
No se me dio bien jamás el venderme al primer postor, y al ser irrepetible,
me hice difícil de obtener.
Quien me quiso, siempre pagó un precio muy alto por mí, no supe serle útil,
y nunca fui una buena inversión.
Nunca me fijé un precio a la baja, nunca acepté la falsa moneda como moneda de cambio,
nunca dejé que la Bolsa o una veleta marcaran mi precio.
Nunca fui el barato, quizá por eso nadie se atrevió a mirarme en el stan,
quizá por eso nadie se atreve a comprarme, quizá por eso hace tiempo que no pruebo las mieles de una nueva dueña.

Espero hayan disfrutado de un breve pasaje por mi bazar,
carta de autoreflexión y remordimientos, que me indican que debo cambiar para de nuevo ser vendido.
La relación calidad precio sigue estando a la baja, no soy lo bueno que todos esperaban, no tengo pensado ser bonito nunca, y en cuanto al coste...

5 ago 2011

Fragmento de mi primera novela; "El Traductor"

Se hizo un silencio incómodo, que Daniella remató con un entrecortado bostezo.
- ¿Estás cansada?
- Hoy ha sido un día largo, estar tanto tiempo en comisaría me ha terminado de matar.
- Te llevo a casa si quieres. Voy a pagar un momento y nos vamos.
- Podrías acompañarme sí, por que no creo que sepa salir de esta calle si no me guías – dijo ella mientras Patrick se levantaba para ir a pagar. Aquel tono le había puesto hasta nervioso, y mientras marchaba hacia la barra, miró a los ojos de Daniella en el mismo instante que ella le miraba a él.
Apartó rápido la mirada en un acto reflejo, y se dirigió hacia donde se encontraba José, el dueño del bar, para pagar la cena.
Le saludó, y tras comentar lo exquisita que estuvo la cena, José le pidió que esperar un momento en la barra mientras él hacía la cuenta.
Acató la orden, y apoyó ambos brazos sobre la barra del bar, esperando pacientemente a que quisieran cobrarle.
Consiguió perder la mirada, fijándola en la pared que tenía delante, entre buscando nombres por las botellas que llenaban las estanterías.
La vista se le nubló entonces, y un fuerte dolor le hizo doblarse, lo suficiente como para que se notara si alguien se fijaba en él. Recordó que Daniella estaba sentada de espaldas a él en aquel instante, por lo que podía ir hasta el cuarto de baño, y sufrir allí lo que fuese que venía.
Se apartó de la barra, y se dirigió como una exhalación hacia el cuarto de baño, que por suerte, en aquel momento estaba vacío.
Entró a la sala donde se encontraba el inodoro, apartado del lavamanos, y cerró el pestillo.
Tuvo el tiempo suficiente para pegar su espalda a la pared, y sentir como un inmenso dolor ascendía con asombrosa verticalidad desde su vientre hasta la garganta por el esófago.
El dolor le hizo hincar las rodillas en los azulejos del suelo, con tanta violencia que observó como resquebrajó una de las baldosas sobre las que ahora reposaba su peso.
Entrelazó los brazos a la altura del estómago, intentando apartar con las manos un dolor que yacía en su interior, y que era consciente de que no provenía de su propio cuerpo.
Sintió unas terribles ganas entonces de vomitar que no pudo reprimirse, y a duras penas, consiguió acercase arrastras hasta el retrete. Una voz emergió entonces de su interior, que intentó controlar pero se vio incapaz, yacía como inconsciente, con el cuerpo completamente contorsionado como si quisiera hacer el pino-puente, pero aún sentía aquel dolor, y escuchaba aquella voz dentro de su cabeza; seguía despierto a pesar del dolor.
- Sé quien eres Patrick Muller – escupía las palabras intercalándolas con largas inspiraciones, que daban paso a aquella voz rasgada y anciana que ahora era de Patrick – te encontraré, no tienes donde esconderte ni a quien acudir. No volverás a despertar cuando te tenga.

4 ago 2011

Ella.

Todo lo que deseaba en aquel momento, se basaba en la idea de dejar atrás tantos recuerdos que le impedían dormir, en cambiar las tornas de su pasado, para de nuevo labrarse un presente.
El actual día a día le atormentaba, el tener que sentir en tercera persona, y el liberar tanto sentimiento en un papel, sin poder gritar, maniatado, confuso, herido.
En el fondo, seguía hablando de ella, siempre era ella.
Cargada de recuerdos, como jinetes del olvido volvían contra su pecho, le atormentaban, se conjuraban con el insomnio para no dejarle dormir en paz, tantos remordimientos, tantas dudas, tantas preguntas que sólo ella podía responder.
Aún a día de hoy se seguía preguntando por qué se había ido, qué le había llevado a desaparecer de la faz de la tierra, de su vida.
Quien había sido su único apoyo, el viento de su veleta, el compás de su reloj, el último suspiro, la esperanza que había perdido; renacida por su voz…
¿Por qué era tan dichoso el destino?
La conocía bien, o eso pensaba. Ella le había confesado cosas inconfesables, cosas privadas, cosas que podrían herirla si se usaban bien.
Él, en silencio, prometió guardarlas por siempre, custodiarlas en su alma, en su sentir.
En el fondo, había realizado una promesa al aire, pues realmente, ella jamás sabría todo lo que él pensaba, aunque ahora leyese mi testimonio, aunque dijese su nombre entre mis líneas, ella jamás lo entendería.
Era un sentimiento extraño el que él sentía; no la odiaba pero quería olvidarla.
La echaba de menos, pero no quería verla.
Mantenía la esperanza de que en cualquier momento ella le hablase, y le dejase explicarse, explicarle todo lo que pasó, lo que él la pidió, lo que ella quiso entender que no era…
Él había basado toda su vida, su futuro, sus sueños, sus aspiraciones, todo en ella, en algo, que se dio cuenta de que no existía.
Ahora se pregunta el inútil, ¿qué te llevo a hacer tal gilipollez?
Sigue sin encontrar respuesta.
No mentía cuando dije que yo no hablaba de amor entre humanos, no siempre se ama a una persona. Era cierto, no hablaba de aquello, pues nunca había amado.
Hablo del dolor que siente mi alma, hablo de los remordimientos que no me dejan dormir, hablo de todo aquello que siento y que no puedo decir en voz alta… ups!, vaya, he comenzado a hablar en primera persona…
En fin, en el fondo lo entiendo, todo lo que ofrezco es un alma llena de tormentos y de misterios, un corazón de hielo y una lengua silvina.
No puedo ofrecer una gran físico, por que aunque estoy trabajando en ello, nunca lo tendré.
¿Dinero? Soy poeta joder, no tengo de eso.
Un hogar… ni si quiera yo lo tengo.
Por todo esto, entiendo que jamás me quisieses, lo acepto como es, tampoco te pedí que lo hicieras.
Nadie se imagina lo que daría por volver a hablar contigo, por sentir de nuevo que te importo como amigo, que de verdad alguien se preocupa por mí, sin ningún interés a parte, sin pedirme nada a cambio, y conociéndome, con mis defectos y mis errores.
Joder… lo he vuelto a hacer, he vuelto a soltar las mismas gilipolleces que siempre suelto.
Pero de verdad, así lo siento. No entiendo tu ausencia, no entiendo por qué nadie me la explica.
Si te vuelvo a ver, volveré a agachar la cabeza, pues no sabré que hacer.
No sé si me odias o me quieres volver a ver. No sé si sientes lo mismo, o si ni si quiera ya me lees. No lo sé.
Bueno, me despido, hasta yo me avergüenzo a veces de lo que escribo, pero nadie lo va a leer así que, ¿qué mas me da?
Hoy seguramente no podré dormir, siempre me pasa lo mismo. Han pasado meses, y ahí sigues latente.
¿Mi esperanza? Que me trague un huracán supongo, o encontrar alguien que te reemplace, que me haga olvidarte. Me da igual quien sea ese alguien, como si eres tú misma de nuevo, pero quiero que sea alguien, y a ser posible, ya…

3 ago 2011

K.O. Cowboy.

Éramos una ecuación inversamente proporcional.
Yo era el agua, ella el fuego, y en este juego nos quemamos.
Ambos danzando al mismo compás del viento,
Que trae recuerdos como suspiros, indicando que el invierno acaba.

Quise desnudarte y tú aprendiste a desvestirte,
Quitarte hasta el alma en cada campanada.
Se siente, yo no hice las normas;
Si ahora toca volver a tirar no me responsabilizo.

Busca un dado más fiable que el azar si quieres,
corta donde quieras, pero yo barajo.
Sigo siendo un mono que camina cabizbajo,
no quise evolucionar, y mi sencillez me acompleja.
Tan normal como tu rostro en mi café,
tan extraño como verte tirar otra vez.

Si me preguntas, no seré respuesta.
Tan sólo espero impaciente a que abras la puerta,
ser un huracán de sentimientos, al que un vendaval de realidad transporte.
Comienza el segundo asalto, yo ya he calentado.
K.O. Cowboy, me dijo su mirada.
Tranquila pequeña, todavía no he tirado.

2 ago 2011

Aún te quiero.

Aún te quiero, decir lo contrario sería intentar engañarnos.
Lo siento, soy humano, ni si quiera el dolor me hace ceder.
No termino de entender toda esta ilógica ecuación,
donde no termino de hallar las incógnitas; tú, el tiempo, y mi corazón.´

Aún te quiero, y necesito admitirlo, necesito asumirlo.
Necesito saber que soy yo mismo el que se está engañando,
que todos se han creido tanta tontería como suelto.
Te echo de menos, y no termino de encontrar la forma de vivir sin tí.

Aún te quiero, y no admitirlo sería mentirme,
decirme que no te quiero es mentirme, y últimamente, mentirme me mantiene vivo.
Pues te quiero, y por mucho que me duelas, te seguiré queriendo.
Aún te quiero, y el no entender por qué lo sigo haciendo me destroza.
Pero el no saber de tí también me destroza, el no tenerte aquí me mata.
Aún te quiero, y nadie termina de explicarme porqué no estás a mi lado.

Tacto frío.

Terminaron por saber como caricias los arañazos,
acostumbrado a la rutinaria combustión de mi día a día.
Volvería a ser lo que fui sin pensarlo, aunque ahora que lo pienso,
volver la vista atrás sólo traerá amargos recuerdos, algunos de los que hacen llorar...

De tantas caídas terminé acomodando el suelo sobre el que piso.
Seguramente, halla una estrella allá, de las que lucen por un sentido.
Hoy el viento mueve las nubes que me tapaban el sol,
para dar paso a una intensa insolación, que estoy seguro nunca busqué.

Sería tan fácil, sería tan sencillo, sería como volver pasos atrás,
dar los pasos que nunca dimos.
Aunque, ahora que lo pienso, nunca supe dejar ver mis sentimientos,
quizás la palabra me faltó en los momentos que no...

En fin, de un corazón trastocado nunca se espera demasiada cordura,
si no encontrar ataduras al pasado, donde antes hubo amor.
Creo que es buen momento de empezar a desatarme de tanto trágico recuerdo,
es el mejor momento para dejar de sentir.

Perdí la fe, aunque mentango mi credo.
No creo en nada, aunque siempre le temo.
Dejé de ver porque comencé a escuchar.
Dejé de sentir el taco frío del suelo, cuando empecé a caminar.