¿Y si mañana renunciara a todo aquello que equilibre la balanza?

18 jun 2013

Canción de luz.

Seré la luz que palpita,
en la lejanía.
Tras el complot que provoca la mirada ausente,
de todo aquel que decida guiarse.
Pues los senderos, sinuosos,
ante la luna más llena ennegrecen.
Tras las colinas, vienen montes siempre.
Y tras la nieve queda un rastro,
un vago recuerdo.
Y yo, que soy nieve,
que del vivir recuerdo.
Se el deshielo hiere, que valga el sufrimiento.

Llueven llamadas en los días grises,
y llega la tormenta, y nos ignoran las ondas.
Un rayo de sol rompe el cristal,
y al entrar en mi casa no es más que luz,
un rayo que viene y que se va.
Un rayo que no existe,
y que por su inefabilidad se vuelve eterno.
Y yo, idiota por el tiempo que he vivido,
me aferro aunque esté ardiendo.
Me aferro porque el frío cala dentro,
o para demostrar que sigo vivo.

Cae la nieve, y la luz devuelve esmeralda.
Con mi paleta dibujo en el cielo,
con colores del azul al esperanza,
réquiems en el aire, para quien venda fianzas.
E inseguridades, y almas a la baja.
Y luz… luz que al final siempre se apaga.