¿Y si mañana renunciara a todo aquello que equilibre la balanza?

18 ago 2011

Una cama de esperanzas que me desarropó de madrugada.

El ayer se compuso de versos incompletos. Momentos infelices en un mundo paralelo,
creado solamente para disfrutarlos; aprender y crecer, intentando mejorarme.
Sentí que el tiempo se cerraba en mi contra, como las horas que pasaban contra mi reloj constante, miraban impacientes como un imprudente corazón, se aniquilaba al escribir poemas sin compasión.
La composición se convirtió en mi pericia, y mi esperpento fueron las miradas llenas de envidia.
Y cada día diluía mis lágrimas y mis penas, intentando encontrar algo que me ayudase a lidiar con ellas.
Busqué en el infierno de un niño demasiado endeble, encontré sin embargo a gente que no me quiso.
Intenté por todos los medios dejar de ser yo mismo, y me di cuenta, con el tiempo, que los errores cometidos me cambiaron; ahora soy un triste corazón desahuciado, medicado contra penas que un día me marcaron.
Hipotecado, le debo toda una vida al destino, que rió cuanto quiso de aquel pobre niño.
Y ahora, convertido en hombre; observo el ayer desde este cuarto metido.

Este hoy se exhibe entre pinceladas de amargura y retales de felicidad pausada, en un stand by que de la realidad me separa.
Las ilusiones se arrinconan en una esquina, mientras mis vecinas (fe y esperanza) bajan a mi cuarto y me abrazan.
Sigo creyendo en el amor, aunque no sea aquel chaval blandengue.
Ahora soy mucho mayor, y mi grito aún más fuerte.
Hoy en día no me hace falta anunciar mi mente, simplemente, la gente que me quiere pregunta que ha pasado por ahí.
Nadie me entiende, yo lo comprendo. Hoy en día lo diferente te demuestra lo incierto, y así lo acepto, soy un ser incomparable, ante cualquier realidad tan detestable como cierta.
Las cosas son como son, no puedo cambiarlas ni bailar a su son, tan sólo intento pasar inadvertido, siendo tan atrevido que nadie me mirará jamás.
Y juzgarme es gratuito, debe ser divertido hablar sin saber que hay detrás de estas palabras que hoy me dedico.
Puro egocentrismo, maniobras de escapismo que esta tarde pongo en práctica.
Y ahora, buscando ser yo mismo, observo este presente que me tiene consumido.

Aquel futuro que luché, cambió de repente, rompió los planes que tenía con mi mente, y ahora ya no sé que hacer, si luchar por aquél, o improvisar sobre este.
Entre ayer y hoy se encuentra mi mañana. Una cama de esperanzas que me desarropó de madrugada.
Quizá mañana ella de nuevo vuelva y aparezca, mañana hablaré de amor pues es la puerta que dejé abierta.
Conseguí aprender a vivir sin daños, para tener aquel futuro amoldado, acompañado en todo momento de mis allegados, mis amistades, mis dolores, y recuerdos malsonantes.
El futuro se presenta tan lejano y extraño como se presenta imaginario el final feliz.
Si debo aceptar que aprendí a mentir para sonreír, si no me puedo quejar, pues las buenas noticias día tras día llenarán mi paladar, pero mi incapacidad para conseguir lo que siempre quiero, harán de mí un desasosiego, intentando crear un futuro que no tengo.
Y ahora, intentando comprender un presente que me abruma, buceo en un futuro que espero vivir sin ataduras; del corazón.

1 comentario:

  1. Interesante, melancólico...y muy bonito, como siempre ;-)

    http://javicrespo.blogspot.com/

    ResponderEliminar