¿Y si mañana renunciara a todo aquello que equilibre la balanza?

30 jul 2011

La chica sin rostro.

La locura me consume en esta tarde colmada de melancolía.
No consigo entonar la melodía lógica, tensar las cuerdas de la locura,
se me acaba la razón entre tanto sin sentido.
Todo por el mismo sentimiento que me deja indefenso e indeciso,
todo por buscar entre el recuerdo, la mitad que me faltaba en mi todo.
Por nadar entre barro apartando tópicos, por ser algo más que la nada que inunda el infinito.
Por buscar en el llanto, una sentimiento inefable, un corazón innombrable,
una chica sin rostro.

Y era ella, siempre lo tuve claro.
Cuando la miraba a los ojos el hielo de mi corazón se derretía,
y con él, ese miedo que atenazaba mis adentros y me hacía lento.
Conseguía sacarme del presidio donde decidí entrar a pie y salir a rastras.
Y ahora, arrastrado por la corriente que supone su aliento,
me dejo llevar mecido para quedar anclado a alguien que nunca fue ella.

Busco una cara sin rostro porque la belleza no existe.
Debía ser ella, me la presentó melancolía, ser debía, yo la quería.
Conocí al odio demasiado pronto, aún no había madrugado;
ahogado y amordazado, maniatado y apretado contra el olvido me encontraba.
Sentí el frío acero atravesar mi pecho tantas veces,
balas que el viento me lanzó por no saber mirar de frente,
por ocultar mis sentimientos del mirar de la gente, tras un cristal
tan transparente como secreto.

Yo no decidí ser quien soy, no encendí ninguna luz, no escribí ninguna ley.
Simplemente decidí aceptar en lo que me he convertido, quererme como nunca me han querido, y sentirme libre cuanto más herido me vean.
Aunque no lo crean, aunque el tiempo se derrumbe, se paren los relojes, los kilómetros nos separen y la luna baje los brazos para abrazarme.
Aunque el viento susurre; olvido. Aunque pierda todo lo que he vivido, aunque de nuevo te vea. Seguiré buscando una luz en esta playa, y entre las olas, la más fea de las sirenas.
Miraré entre los despojos de aquellos que todo lo tienen, quizás allí se encuentre.
Aunque muera en el intento, buscaré mi chica sin rostro,
por que si una imagen valen más que mil palabras, soy poeta, dos mil aquí te dejo.
Pues no quiero prototipos, no quiero amar a una máquina.
No quiero ver como la noria en la que se ha convertido mi vida se para,
no quiero ver como los rumores nos separan,
no quiero escuchar por un momento que los sentimiento murieron en favor de las apariencias.

Por todo esto, busco la llama que encienda la cuenta atrás de mi reloj,
del tic-tac de mi corazón, del flash que se apagó, de la foto que nunca me haré.
Busco una chica sin rostro, que me haga volver a creer…

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