¿Y si mañana renunciara a todo aquello que equilibre la balanza?

9 ene 2012

Te quiero, te odio.

Ha llegado el momento de aceptar responsabilidades.
Soy un esclavo del desconcierto, pero procuraré ser sincero.
Admitamos que las cosas ya no van a mejorar,
que no hay un final feliz para nosotros, que sólo queda mirarnos a veces.

Yo fui un cobarde, lo admito, pero tú también lo fuiste.
Ni te dignaste a recuperarme, ni te dignaste a reprimirme.
Y sigues esperando ahí sentada… ¿a qué?
No te entiendo cuando llorando pides que me vaya,
y un mensaje reclama que vuelva, se me escapa y me pierdo, lo siento.

No te sorprenderá saber que estoy mintiendo, que en el fondo la culpa es mía.
Quizá por quererte, quizá por no decírtelo pero…
No tengo canciones que describan fielmente este momento, lo siento.
Mis cantautores fallan y los tuyos ya no dan el pego.

Si alguna vez hubo magia, estará en alguna chistera.
Aunque sí que hubo algo tan místico y extraño que no sabría definir pero que amo…
Me mira mi reflejo anonadado, no te entiende, y a mí me da de lado, igual que la cordura.
Desde que te conocí no escribo bien, estoy empezando a aceptar que no nací para esto…

Te quiero, te odio, y no sé qué más hacer, ni decir, ni pensar.
Aquí me ves, no soy más que aire, remolinos que se juntan, formados por suspiros.
Palabras necias para oídos que no me quieren escuchar, no tengo sentido de ser.
Te quiero, juro que te quiero, y que siempre estarás ahí, pero…
te odio, bien por no sentir lo mismo, bien por saber fingir.

3 comentarios: