¿Y si mañana renunciara a todo aquello que equilibre la balanza?

20 mar 2011

Las hojas de los árboles efímeras pululaban.

Las hojas de los árboles aquella noche pululaban efímeras por mi escasa paciencia.
Yo, sentado en un banco roto, dañado por el paso del tiempo.
Madurez, sensación de dolor, sensación de poder; caigo.
Y vuelvo a levantarme con el tacto de tu piel.

Siento el frío que recorre cada gramo de mi alma,
siento el miedo, oigo pasos, corre el viento y yo sentado.
Espero firmemente a que vuelvas la mirada;
pero caen gotas de plomo, que borran tus pisadas.

¿Dónde está el camino ángel, que quiero tomar tu mano para recorrerlo?
¿Qué duda cabe en un pecho, que de respirar ilusión se muere, y no hay nadie para verlo?

Las hojas de los árboles pululaban efímeras aquella noche,
yo te esperé allí sentado, respirando el amoniaco de tus besos.
Yo esperé los labios del olvido, gruesos mas rasgados, de tacto tierno y venenoso.

Los suspiros errantes olvidados en nuestro habla, por mi escasa paciencia pasaban.
Yo te quise, yo esperé, y tu silencio como cascadas de lava me quema, tan profundo, adentro, en mi alma, más dentro… callado.

Las hojas de los árboles pululaban aquella noche efímeras por mi alma,
y mi mente colapsada con fragmentos de tu recuerdo,
tu imagen borrosa mis ojos de ceguera propagaban,
y yo aquí sentado, escuchando como el viento mi rostro de amor llevaba.

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