Vuelvo a componer, vuelvo a suponer.
Cada beso, cada abrazo,
estirpado del odio del hombre,
que ya no se acomoda en mi pecho.
Nos es más, que el desvanecimiento
del crio, que llora su pérdida.
Y teme, escucha y aprende,
todo lo que no aprendió por amor.
De negro pasado, árido futuro,
pendiente del viento que corre.
Sin saber que en su espalda, su confidente.
Y en su mente, solo amor.
Aquella que miente nunca te convino,
mas con vino no saciaras las penas.
Y cerraras las cicatrices del destino,
esperando, a las almas sinceras...
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