Es el mirar de un hombre,
que desconsolado, busca un camino,
donde guardar refugio a la tormenta.
Busca el latido que le lleve a tu lado.
Su mirar, penerante, incisente,
oprime y desvela al que le miente.
Su samblante gris aterra
tu cantar tronado.
Los mismos que un día, te dedicaron la sonrisa,
que a nadie más regaló.
Pero no apreciaste su alma, su regalo,
su cálido abrazo, no quisite su amor.
Y ahora esos ojos, te miran de reojo
en la oscuridad de sus pensamientos.
Y sabes que están llorando por dentro,
viendo, como te vas...
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