A un mar de sirenas repleto,
agrietado por la falsa realidad.
A ese velero sumergido,
con miedo de flotar.
A ese mar que no sabe de lluvias,
pues más no se puede mojar.
A esa pobre gaviota blanca,
que mojada no puede volar.
A esa tortuga, que sin quitarse el caparazón,
engañó a la liebre para que frenara.
“A esas playas, y su blanca arena”,
ennegrecidas por el error de la muchedumbre.
A ese pez solitario, que sólo espera
ser pescado, sin saberse engañado, muerto.
A ese tesoro, en mil pedazos esparcido,
por los egoístas, que intentaron sabotearlo.
“” Verso extraído del cuarto disco de Sergio Contreras; Equilibrio, de la canción; Cuando no te tengo.
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