El reloj marca las tres,
y dónde estoy no lo sé, no lo ves;
como me levanto tras otra batalla perdida,
como camino, sin ir, me agacho y tú no me avisas.
Calla, levanta, presume de vivencias,
luego muere, en tu cama de algodón e impertinencias.
Mira como corro ¿acaso piensas cogerme?
Si creo que tu flequillo ya no te deja ni verme.
Oh! ¿que va a ser de mí señor?
Cuando me vaya, y no escuche más su voz.
Cuando decaiga, en este mundo espiral,
que sin saberlo, muy prontito va a acabar.
Y siento que te vas, vuelvo a sonreir.
Su cara refleja la historia de un desengaño.
Sus manos marchitas de intentar hacerme daño.
Calla pequeña, que el coco te está esperando...
Un poema como el día de hoy...bonito pero triste.
ResponderEliminar